Nueva Vida

 

 

Miércoles 05 de septiembre de 2018

 

Si alguna vez has fracasado en tu intento de ser un seguidor de Jesús, no te preocupes, estás en buena compañía. Los discípulos de Jesús constantemente fracasaban y hasta el apóstol Pablo, quien escribió aproximadamente una tercera parte del Nuevo Testamento dijo: “Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago”. Creo que todos nos identificarnos completamente con esta declaración de Pablo.

 

Colosenses 3: 1-2,9-10 NTV

Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. 

 

No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él.

 

En Cristo hemos recibido una nueva vida, una nueva identidad formada a imagen de nuestro creador. El único problema es que todavía tenemos una vieja manera de pensar. Es como el pueblo de Israel cuando Dios los rescató de la esclavitud de Egipto. Le tomó a Dios todo un día para liberarlos y darles una nueva vida pero les tomó a ellos más de cuarenta años el renovar su manera de pensar. Le fue mucho más fácil a Dios sacarlos a ellos de Egipto que sacar a Egipto de ellos.

 

Al igual que el pueblo de Israel, cuando Dios nos salvó nos dio una nueva vida y ahora Él quiere llevarnos a través del proceso de renovar nuestra manera de pensar. Dios quiere eliminar nuestra vieja manera de pensar y reemplazarla con las realidades del cielo. Porque cuando aprendemos a pensar diferente entonces comenzaremos a actuar de manera diferente. Cuando comencemos a mirar desde la perspectiva celestial comenzaremos a actuar desde esa perspectiva celestial.

 

Nuestro mejor esfuerzo en intentar cumplir las leyes de Dios sin una renovación no es más que un acto religioso. Lo interesante es que todos los actos religiosos comienzan con obediencia pero es temporal. Seguida por grandes frustraciones y luego quedamos con un gran sentimiento de culpa al no poder cumplir de manera consistente las leyes de Dios. Por esto es que debemos comenzar a pensar y enfocarnos en las cosas celestiales, no en las terrenales. No actuando religiosamente, sino permitiendo que Dios cambie nuestras viejas maneras de pensar en cuanto al amor, el dinero, la familia y todo lo que pertenece a nuestras vidas. Porque mentes renovadas se convierten en vidas transformadas.

 

Padre Celestial gracias por querer transformarme, gracias porque me sacaste de la esclavitud en que me encontraba antes de conocerte a ti, pero tu gran amor no se limitó a salvarme, sino que quieres transformarme a través de la renovación de mi mente. Ayúdame a enfocarme en las cosas celestiales y no en las terrenales, para que me sigas transformando en todas las áreas de mi vida.