Nuevo y Mejor

 

 

Jueves,27 de diciembre

 

Es increíble la cantidad de cosas que acumulamos a través del tiempo. De vez en cuando me da por hacer una limpieza general, y voy de un extremo al otro de la casa ordenando todas las cosas que hemos ido acumulando por años. Algunas son útiles, mientras que otras han quedado obsoletas. Mientras hago el recorrido voy creando tres categorías diferentes de acuerdo al valor que las cosas acumuladas tienen para mí. La primera categoría son aquellas con las que me voy a quedar, la segunda categoría son las que voy a regalar y la tercera categoría son las que voy a tirar a la basura. Crear la primera categoría es fácil, ya que son importantes y de valor para mí. La segunda categoría, lo que voy a regalar esta es un poco más difícil porque algunas de estas cosas por la única razón por la que las regalo es para eliminar el desorden y crear más espacio. Y la tercera categoría son las cosas que no tienen ya ningún valor para mí e inclusive algunas hasta son negativas, por ejemplo medicamentos o alimentos expirados. Eso por seguro va a la basura. Y la meta de todo esto es eliminar el desorden y crear espacio para cosas nuevas y mejores.

 

Lo mismo sucede cuando se trata de nuestras vidas espirituales, de vez en cuando deberíamos de hacer una limpieza general. Deberíamos hacer un inventario y asignarle un valor a todas las personas y cosas que han pasado a formar parte de nuestras vidas. En nuestra lectura de la Biblia hoy, eso es precisamente lo que el apóstol Pablo está haciendo, poniéndole la etiqueta de basura a cualquier cosa que no contribuya al crecimiento de su relación con el Señor. A Pablo no le preocupaba lo que pudiera perder, aunque fuese su reputación o cosas materiales. Su preocupación principal era conocer a Cristo más y más.

 

Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. Filipenses 3:7-9 NVI

 

¿Habrá algo en tu vida que se ha convertido en un obstáculo para tu crecimiento espiritual? Tal vez es hora de hacer una limpieza general para crear el espacio necesario y así conocer cada vez más a Cristo y también crear el espacio las cosas nuevas y mejores que Dios te quiere dar.

 

Padre Celestial, ayúdame a ver la necesidad de limpiar todo aquello que se ha convertido en un obstáculo en mi relación contigo, porque al igual que Pablo quiero considerar todo lo que me aleje de ti como basura y de esa manera quiero etiquetarlo. Gracias por tu gran amor que busca unirse a mí cada vez más.