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Miércoles, 1 de junio.

Como hemos venido viendo, todos tenemos una cuota de poder, algunos más que otros pero definitivamente todos lo tenemos. También vimos que el poder que tenemos nos los dio Dios para que lo usemos para el beneficio de los demás y que El nos va a pedir cuentas cuando nos vayamos de este mundo.

Hoy me gustaría compartir con ustedes sobre el Poder de Dios en nuestras vidas y adónde lo vemos. En mi caso, voy a hablar por mí, lo veo en todas partes, lo veo cuando miro el cielo inmenso, lo veo en un árbol frondoso, lo veo en un bebé, lo veo en mí cuando hablo de El a quien no lo conoce, lo veo en todo, desde lo más grande y majestuoso, hasta lo más pequeño e insignificante. Y precisamente, hablando de lo más pequeño, mientras más mi relación con Él va creciendo más aprecio esas cosas pequeñas y que parecen insignificantes; en este mundo acelerado en el que vivimos no es fácil salir a caminar y detenerte a ver una flor, o un ciempiés, y menciono el ciempiés porque hace poco mi nieto y yo vimos uno y nos agachamos a verlo como caminaba, ambos nos reímos juntos y le di gracias a Dios por esos pequeños regalos; para mí cuando puedes disfrutar desde lo más pequeño hasta lo más grande estás disfrutando del poder de Dios, manifestado no sólo en este mundo, sino dentro de ti.

Es ese poder transformador en nosotros que nos hace cambiar nuestras prioridades y no sólo estar agradecido con Dios por lo que tienes y no tienes, sino que quieres que otros disfruten también de ese poder, quieres que otros tengan lo que Dios te dio a ti, empiezas a vivir de manera que otros puedan ver ese poder en ti y lo deseen también. Ahora ya el mundo no gira alrededor de ti solamente, los demás cobran un valor eterno, inclusive aquellos que ni tan siquiera conoces realmente.

Y mientras más te acerques a la fuente de poder más vas a ser llenado, ¿y sabes porqué? Porque Dios quiere que lo tengas y lo disfrutes en tu vida, pero también quiere que lo compartas con otros.

Job 12:13

Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.

El poder de Dios es tan poderoso que no sólo lo ves en todas partes, sino que también está en ti y en mi para que lo usemos de la manera correcta. Como dijeron Pedro y Juan, no tengo ni oro ni plata pero de lo que tengo te doy, levántate en el Nombre de Jesús. ¡eso es poder de Dios en ti!

Recuerda que estamos compartiendo donde vemos el poder de Dios en el hashtag #whereuseegod. Comparte con nosotros tu opinión, en verdad nos encanta que seas parte de todo lo que estamos haciendo como Iglesia.

Padre Celestial gracias porque es a través de mi relación contigo que Tú me das poder, ayúdame a compartirlo con todas las personas que pones en mi vida y a siempre utilizarlo de la manera correcta, para que otros te conozcan y disfruten también del poder de Dios en ellos.