Poder vs. Influencia – Bobby Cruz Jr

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Lunes, 04 de abril

 

Hay una gran diferencia entre tener autoridad y tener autoridad moral. La autoridad te da poder, pero la autoridad moral te da influencia. Hay una gran diferencia entre el poder y la influencia. Por medio del poder se puede forzar a las personas, pero es a través de la influencia se puede guiar a las personas; con poder se puede obligar a las personas, pero con influencia se puede impactar el corazón de las personas.

 

Nehemías era un hombre que tenía ambas, autoridad y autoridad moral. Su autoridad como gobernador asignado por el rey de Persia, le otorgaba el poder para gobernar al pueblo en Jerusalén. Pero su autoridad que provenía de su carácter íntegro, le brindaba influencia sobre el pueblo que gobernaba.

 

Nehemías y el pueblo de Jerusalén ya habían reconstruido más de la mitad de los muros en Jerusalén, cuando de repente Nehemías se entera de que algo anda mal. Se trataba de un grupo de hombres que en vez de estar trabajando en la obra decidieron tomar ventaja de los trabajadores prestándoles dinero que ellos sabían que por dedicarse a la obra no les podrían pagar y cuando esto ocurría les embargaban sus negocios y propiedades. Esto estaba causando una gran división en el pueblo, así que ellos fueron y le llevaron la queja a Nehemías. Nehemías después de analizar la situación convocó al pueblo y a los hombres que estaban tomando ventaja de ellos. Y públicamente les dijo que no abusaran más del pueblo y que les devolviesen sus negocios y propiedades. Lo increíble es que ellos aceptaron la amonestación de Nehemías, pero no por causa de su poder como gobernador de Jerusalén: ellos podrían haber optado por ignorarlo. Realmente aceptaron su amonestación porque reconocían la autoridad moral que Nehemías había adquirido a través de su integridad durante un período de doce años.

 

Nehemías 5: 14-18 NVI

Durante los doce años en los que fui gobernador de Judá —desde el año veinte hasta el año treinta y dos del reinado del rey Artajerjes, ni yo ni mis funcionarios reclamamos la ración de comida que nos correspondía. Los gobernadores anteriores, por contraste, impusieron pesadas cargas al pueblo, al exigir una ración diaria de comida y vino, además de cuarenta piezas de plata. Hasta sus ayudantes se aprovechaban del pueblo. Sin embargo, como yo temía a Dios, no actué de esa manera. También me dediqué a trabajar en la muralla y me negué a adquirir tierras. Además, exigí a todos mis sirvientes que dedicaran tiempo a trabajar en la muralla. No pedí nada, aunque con frecuencia daba de comer a ciento cincuenta funcionarios judíos en mi mesa, ¡sin contar a todos los visitantes de otras tierras! Las provisiones que yo pagaba todos los días incluían: un buey, seis ovejas o cabras selectas y una gran cantidad de carne de ave. Además, cada diez días necesitábamos una abundante provisión de toda clase de vino. Sin embargo, rehusé exigir la ración que me correspondía como gobernador porque el pueblo ya tenía una carga pesada.

 

La autoridad nos da el poder para gobernar, pero la autoridad moral nos da la influencia para dirigir. Hay mucha gente poderosa en este mundo que a través de leyes y decretos gobiernan a las personas. Pero hay pocas personas de autoridad moral que a través de su carácter e integridad pueden guiar a las personas. Tenemos que aprender a desarrollar autoridad moral, porque Dios nos ha creado, diseñado y moldeado, no para forzar a las personas a través de nuestro poder, sino más bien para influenciarlas a través de nuestra integridad.

 

Padre Celestial cada vez más vemos un mundo con mucha autoridad pero con poca autoridad moral, sin embargo yo quiero ser la luz y la sal de la tierra que Tú me mandas a ser; sólo a través de un carácter íntegro voy a ser capaz de influenciar a las personas, ayúdame a formar en mí esa integridad a través del ejemplo que me das en tu Palabra, no sólo a través de Nehemías, sino primeramente a través de mi Rey y Salvador Jesucristo, porque Él es el ejemplo perfecto de integridad.