Preparados para Sus Bendiciones – Bobby Cruz Jr

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Martes, 17 de mayo

 

Lo que siembras eso mismo es lo que cosechas. Todo lo que sube tiene que bajar. El que a hierro mata a hierro muere. Eres lo que comes. Estos son principios universales que se aplican a todos, sin importar la edad, de donde vienes o lo que crees. El ser y mantenerse exitoso depende de nuestra habilidad de comprender y comprometernos a una serie de principios básicos universales.

 

A medida que nos vamos acercando al final de la historia de Nehemías y del pueblo de Jerusalén es evidente que la razón por la cual habían caído en desgracia no había sido por causa de una debilidad militar, sino más bien porque habían ignorado los principios que Dios había establecido para ellos como individuos y como nación. Pero ahora Dios los había restablecido y los estaba bendiciendo. Ahora entendían que si querían continuar recibiendo las bendiciones de Dios ya no podían ignorar los principios que Él había establecido para el beneficio de ellos.

 

2 Crónicas 16: 9 RV

El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles.

 

Hay aspectos en nuestras vidas que Dios siempre va a bendecir y hay otros que Dios nunca bendecirá. Dios siempre va a bendecir la obediencia pero nunca va a bendecir la desobediencia. Nehemías y los líderes entendían que si querían mantener las bendiciones de Dios tendrían que comprometerse a obedecerlo, por lo tanto escogieron tres áreas principales de la ley y crearon un pacto escrito entre ellos y Dios. Ellos se comprometieron por escrito a mantener las relaciones adecuadas con los extranjeros, prometieron ya no descuidar el día del Señor y, finalmente, prometieron no descuidar el templo del Señor. En esencia, se habían comprometido a obedecer a Dios.

 

Cuando nos comprometemos a un conjunto determinado de principios y comportamientos eso nos mantendrá preparados para recibir las bendiciones de Dios. La desobediencia siempre nos colocará fuera de los parámetros de las bendiciones de Dios; sin embargo al ser obedientes nos colocamos dentro de los parámetros en los que Dios bendice.

 

Padre Celestial ayúdame a través de tu gracia y misericordia a obedecer los parámetros que tú estableciste, porque solo tú sabes lo que es mejor para mi vida. Así eres de bueno amado Dios, porque cada principio tuyo fue creado para mi bien. Acércame a ti y colócame en el lugar donde pueda recibir tus bendiciones a través de mi obediencia.