Miércoles, 23 de noviembre

 

La ama de casa cuida a los niños y hace las tareas del hogar y luego llega el esposo de trabajar y nunca le da las gracias. “Después de todo eres mi esposa, se supone que cuides a los niños y de la casa” piensa el esposo. El esposo llega a la casa cansado después de un fuerte día de trabajo para cubrir los gastos de su hogar y la esposa nunca se detiene para decirle, gracias. “Después de todo eres mi esposo y se supone que seas el proveedor de la casa” piensa la esposa. Luego ambos trabajan incansablemente para alimentar, vestir y comprarles a sus hijos los últimos dispositivos electrónicos y los niños nunca se toman un momento para darles las gracias. “Después de todo ustedes son nuestros padres y esto es lo que se supone que los padres hagan”, piensan los niños. El problema es que la gratitud que no se expresa eventualmente se percibirá como una forma de rechazo.

 

Lucas 17: 17-18 PDT

Jesús respondió: —Diez hombres fueron sanados, ¿dónde están los otros nueve?  ¿Ninguno regresó a darle gracias a Dios sino este extranjero?

 

Una persona que se sacrifica en su casa, en el trabajo, o quizás como voluntario en su iglesia, y que nadie se detiene para expresarle agradecimiento por su sacrificio, te garantizo que se va a sentir despreciada. Y ese sentimiento va hacer que la persona se sienta rechazada y luego ese rechazo llevará a la persona a sentirse molesta. Y alguien pregunta, ¿por qué esa persona está tan molesta? Y la respuesta es, porque se siente despreciada y rechazada. Creo que probablemente así se sintió Jesús cuando después de sanar a diez hombres sólo el que era extranjero regresó para expresar su agradecimiento. Mientras que los otros nueve nunca regresaron para darle las gracias.

 

Es irónico que a veces esas personas a las que estamos más agradecidos son las mismas que si les preguntases a menudo te responderían que se sienten rechazadas por nosotros. Porque el agradecimiento no expresado se percibe como una forma de rechazo. Esta semana de Acción de Gracias se presenta como una perfecta oportunidad para que visites, llames o le escribas a esas personas por la que sientes agradecimiento. Y recuerda que una persona agradecida es alguien que está dispuesta a regresar y expresar su agradecimiento a aquellos que le han ayudado a avanzar.

 

Padre Celestial no quiero ser como los nueve malagradecidos que no se devolvieron a darte las gracias por lo que hiciste por ellos; al contrario, quiero detenerme en este mundo agitado en que vivo y regresarme para caer de rodillas ante ti agradecido por todo lo que no merezco y me das. De igual forma, ayúdame a expresarle mi agradecimiento a todas las personas que están en mi vida y hacen tanto por mí sin yo merecerlo.