Redención

 

 

Lunes, 06 de agosto de 2018

 

¿Por qué Dios permite que sucedan cosas malas? Cuando miramos a través del mundo nos encontramos con todo tipo de desastres, tragedias, crímenes e injusticias. La gente muere en terremotos, sunamis, huracanes, inundaciones y todo tipo de llamados “actos de Dios”. Otros son asesinados, algunos mueren de hambre, los niños son traficados por sexo; el mundo está lleno de violencia e injusticias. Para muchos la pregunta es mucho más personal, ¿por qué Dios ha permitido que me sucedan cosas malas a mí? ¿Por qué Dios permitió que mis padres se divorciaran? ¿Por qué Dios permitió que mi matrimonio fracasara? ¿Por qué Dios permitió esta enfermedad? ¿Por qué Dios permitió que perdiese mi trabajo? Después de todo oré y confié en Él.

 

Es difícil ser feliz cuando nos suceden cosas malas. La verdad es que vivimos en un mundo imperfecto, un mundo en el que otros nos causan daño, y nosotros también herimos a otros y muchas veces nos encontramos heridos por nuestras propias malas decisiones. Es fácil culpar a Dios por todo lo que sale mal, después de todo Él es Dios; Él debería haber hecho algo. Pero la verdad es que cuando Dios nos dio las llaves de este mundo, esto era un lugar perfecto, no existía la tristeza, el dolor, ni la muerte. No habían tragedias, ni injusticias y ni tan siquiera había necesidad de leyes. Y la única petición de Dios era que no comiéramos el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Nunca fue el plan de Dios que conociésemos el mal, pero tampoco nos quiso ocultar nada. Y nosotros, todos, tomamos la decisión de desobedecerle y en ese momento el conocimiento del bien y mal junto con las injusticias y todo lo malo que existe inundaron el mundo.

 

Por qué Dios permite que cosas malas sucedan en nuestras vidas.

 

La razón por la que Dios permite que cosas malas nos sucedan es porque Él nos ha dado el libre albedrío. Somos libres para escoger hacer lo bueno o lo malo. Pero no estamos libres de las consecuencias de nuestras decisiones. Y la razón por la que Dios nos dio tan completa libertad es porque Él quiere que lo amemos y el amor verdadero es voluntario. Así que Dios tuvo que darnos la libertad para escoger entre amarlo y no amarlo y entre hacer lo bueno y lo malo.

 

La buena noticia es que aun cuando escogemos hacer lo malo y aun cuando escogemos no amarlo no por eso Él nos deja de amar. Y si estamos dispuestos a volvernos a Él, Dios tomará todas las cosas malas de nuestras vidas y las moldeará en algo extraordinario. Dios es un experto en darnos felicidad a través de nuestro dolor; Él es un experto en tomar heridas, complejos y malos hábitos y convertirlos en bendiciones. Como lo hizo con Nicky Cruz, un jefe de pandillas en la Ciudad de Nueva York que al rendirse Dios lo convirtió en un predicador de buenas noticias y de esperanza para todo el mundo. Él toma un drogadicto y le da un centro de rehabilitación de drogas para ayudar a otros que han caído víctimas de las drogas. Él toma una prostituta y le da un alcance para rescatar a los niños que están siendo traficados por sexo. Él toma todo tipo de fallas morales, legales y sociales y las utiliza para beneficiar a otros. Y mi favorito de todos, tomó la muerte totalmente injusta de Jesucristo y la convirtió en una oportunidad de salvación para TODOS nosotros.

 

El escoger ser verdaderamente feliz es el resultado de rendirle nuestras vidas a Dios, es reconocer nuestros fracasos, es depositar al pie de la cruz nuestras heridas, complejos y malos hábitos y luego entregarnos a Dios para ser usados ​​para traer estas buenas noticias del amor Dios a los demás a través de nuestras palabras y acciones.

 

Padre Celestial sé que me diste un libre albedrío para que escogiera voluntariamente amarte o no amarte y escoger entre lo bueno y lo malo, y yo elijo amarte y escoger lo bueno Señor, porque Tú eres un Dios bueno, perfecto, que me ama como nadie me ha amado ni me amará en este mundo, me lo demostraste en la cruz amado Jesús, perdóname por las veces que te he culpado a ti por lo malo que me ha pasado en la vida y ayúdame a dejarme usar por ti para que a través de mis palabras y acciones otros puedan conocer las buenas noticias de tu gran amor.