Rumores – Bobby Cruz Jr

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Miércoles, 11 de abril

 

Una de las bendiciones de ser cristiano es entender que Dios nos creó a propósito y con un propósito; un propósito divino que abarca todas las áreas y aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, toda persona que se dedique a algo importante o de valor tendrá que lidiar con las distracciones. Pero lo interesante es que el motivo que nos distrae nunca es más importante que el motivo que nos debe mantener enfocados.

 

Nehemías y el pueblo de Jerusalén estaban a punto de terminar la reconstrucción de los muros de la ciudad y lo único que faltaba era colocar las puertas. Pero Sanbalat y y alguno de sus amigos no querían ver este proyecto terminado, ellos ya habían amenazado a los trabajadores con herirlos físicamente, pero no les funcionó. Pero al ver que el trabajo estaba casi terminado, decidieron intentar una vez más detener la obra, en esta ocasión en vez de distraer al pueblo con amenazas decidieron enfocarse en distraer a Nehemías. Su única estrategia era distraerlo a toda costa, para que no terminase de colocar las puertas. Así que le enviaron a Nehemías un mensajero con una invitación para reunirse con Sanbalat implicando que él ya no se opondría al proyecto. A primera vista esto parecía ser una buena oportunidad para lograr la paz. Pero Nehemías no lo veía de esa manera, más bien vio la invitación como una distracción. La paz era importante para Nehemías, pero el concluir la obra era aún más importante, así que le respondió: «Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir. Si bajara yo a reunirme con ustedes, la obra se vería interrumpida.» Cuatro veces le enviaron el mismo mensaje y cuatro veces Nehemías les dio la misma respuesta.

 

Nehemías 6: 5-9 NVI

La quinta vez Sambalat me envió, por medio de uno de sus siervos, el mismo mensaje en una carta abierta, que a la letra decía: «Corre el rumor entre la gente —y Guesén lo asegura— de que tú y los judíos están construyendo la muralla porque tienen planes de rebelarse. Según tal rumor, tú pretendes ser su rey, y has nombrado profetas para que te proclamen rey en Jerusalén, y se declare: “¡Tenemos rey en Judá!” Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo esto llegue a oídos del rey.» Yo envié a decirle: «Nada de lo que dices es cierto. Todo esto es pura invención tuya.» En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra. «Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!»

 

Como no pudieron distraerlo con la invitación, decidieron distraerlo públicamente, difundiendo falsos rumores en una carta abierta que indicaba que Nehemías estaba buscando proclamarse el rey de Judá. Rumor peligroso, porque si este rumor hubiese llegado a los oídos del rey de Persia, esto hubiese implicado una muerte segura para Nehemías.

 

Nehemías podría haber optado por defenderse, después de todo estaban atacando su testimonio y nada de lo que decían podría estar más lejos de la realidad. Nehemías podría haberse enojado a causa de estos falsos rumores. Sin embargo él entendía que terminar el proyecto era más importante que el permitir que las emociones lo distrajesen de culminar la obra. Él podría haber optado por dejarse llevar por la ira que sentía y salir a enfrentarse con Sanbalat, pero optó por hacer lo que siempre hacía en situaciones difíciles, oró y continuó enfocado en completar la tarea.

«Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!»

 

Padre Celestial líbrame de las distracciones que me aparten de lo que estoy haciendo para que puedas cumplir tu obra perfecta en mi vida. Fortalece mis manos y dame la sabiduría necesaria, crea en mí Señor un carácter íntegro que me mantenga enfocado en todo momento.