¿Sí o No?

 

 

Lunes 06 de noviembre del 2018

 

Hace poco leí un estudio que concluye que la palabra más dañina y peligrosa del mundo es la palabra “no”. El estudio afirma que si tu cerebro fuera grabado por un escáner de resonancia magnética funcional mientras que se te muestra por un segundo la palabra “no” podrías ver de inmediato los cambios neuronales que suceden en el cerebro. Mostraría como se descargan docenas de hormonas y neurotransmisores que instantáneamente producen estrés, interrumpiendo la función normal del cerebro, alterando la lógica, el razonamiento, y la manera en que el celebro procesa lo que escucha y lo que habla. Este estudio me llamó mucho la atención ya que en nuestras vidas la palabra “no” es una de las más utilizadas en nuestro vocabulario diario. De hecho, la palabra que los niños más escuchan desde el momento que nacen es la palabra “no”.

 

En los Estados Unidos más del 90% de la población dice creer en Dios; aun las personas que no viven una vida religiosa dicen que creen en Él. Lo curioso es que aunque muchos creen en Dios constantemente le están diciendo que “no” a Dios. Algunos le dicen “no” en la totalidad de sus vidas, mientras que otros le dicen “no” en un área específica de sus vidas. Ahora bien, ¿qué tan sabio es responderle “no” a Dios? ¿podría esta respuesta llevarnos a algo bueno?

 

Cuando María era aun una niña adolescente la Biblia nos dice que un ángel se le apareció y le dijo que Dios la había favorecido grandemente y que por lo tanto ella daría a luz a un niño que sería el Hijo de Dios y Rey sobre Israel para siempre. Obviamente, tomando en cuenta que María era una niña adolecente y virgen viviendo en tiempos muy difíciles para Israel, lo que el ángel le dijo le produjo mucha confusión y gran temor porque no tenía sentido alguno para ella. Probablemente ella estaba pensando, si Dios va a elegir a alguien para traer a su Hijo al mundo sin dudas no puedo ser yo. Soy demasiado joven, no estoy preparada, lista, esto es una responsabilidad demasiado grande para mí, y de cualquier manera no es ni remotamente posible. La Biblia dice que era tanto el miedo de María ante esta situación que el ángel tuvo que intervenir y decirle que no tuviese miedo y la palabra que utilizó implicaba que María estaba a punto de salir corriendo. Pero mira su respuesta al ángel a pesar del hecho de que estaba confundida y llena de tanto miedo que deseó huir.

 

María respondió: —Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí. Y el ángel la dejó.    – Lucas 1:38 NTV

 

Me encanta la respuesta de María al ángel, su respuesta fue decirle “sí” a Dios a pesar de que ella estaba confundida y abrumada por el miedo. Ella le dijo “sí”, a pesar de que esto era ilógico, no tenía sentido y desde su punto de vista era completamente imposible. Ella dijo que “sí” porque ella decidió confiar en Dios a pesar de que en su mente no era capaz de comprender lo que el ángel le estaba comunicando. ¿Y tu como piensas responder? ¿Vas a decirle “sí” a Dios? ¿Vas a decirle sí a Dios con tu tiempo, dinero, relaciones, y todo lo demás. Es cierto que María no tenía idea alguna de lo que podría suceder, pero no obstante ella respondió: “sí”. Y la verdad es que al igual que María tú también puedes estar confundido y lleno de temores; pero créeme, la única respuesta correcta cuando se trata de Dios siempre es “sí”.

 

Ponerte en los zapatos de María significa decir sí a Dios a pesar de tus confusiones y temores.

 

Padre Celestial que gran ejemplo el que me dejaste a través de María, quiero ponerme en sus zapatos, quiero ser como ella, que a pesar de todo lo confundida y atemorizada que pudo haber estado decidió decirte que sí aunque no entendía, porque confió en ti, gracias a que esa jovencita se dejó usar por ti y decidió obedecerte con un sí yo hoy disfruto de tener un Salvador en mi vida, tu Hijo Jesús. Ayúdame a mí también a decir que sí para que yo pueda ser un instrumento en tus manos y puedas salvar a tantos que aún no te conocen.