Siento tu dolor

 

 

 

Martes, 17 de octubre

 

 

¿Cómo va tu día?

Imagínate que te cuenten que la persona que mas te entiende en este mundo acaba de ser asesinada. De esta manera comenzó este día que voy a relatar en la vida de Jesús, el día que le dieron la noticia de que habían asesinado a su primo Juan el Bautista, una de las personas más allegadas a Jesús en este mundo. Juan no sólo era su primo, sino también su amigo y compañero de ministerio. Juan entendía a Jesús probablemente mejor que cualquier otra persona. Ahora imagínate que el mismo hombre que asesinó a Juan también amenaza a Jesús. Piensa en los sentimientos de soledad, rechazo y temores que Jesús tuvo que estar sintiendo. La Biblia dice, “Cuando Jesús se enteró de lo que había sucedido, se retiró en una barca a un lugar desierto”.

 

Pero antes de que Jesús pudiera escapar los discípulos llegaron y comenzaron a reportarle lo que habían hecho y enseñado. Pero no llegaron solos, venían acompañados de unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Las personas venían de todos los lugares aledaños con la esperanza de conocer al hombre que los discípulos seguían. Un día tranquilo se convirtió en un día lleno de dolor y caos. Jesús decide montarse en un barco con los discípulo para retirarse a un lugar desierto, probablemente para reflexionar y encontrar un poco de paz y tranquilidad. Pero los planes de Jesús serían interrumpidos porque la gente se enteró y decidieron seguirlo a pie. ¡Qué día!

 

Hebreo 4: 14-16 DHH

Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo Sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo Sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que Él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.

 

La vida de Jesús es un constante recordatorio de que Dios habitó en medio nuestro en forma humana para que pudiéramos estar seguros de que nuestro Salvador, Sanador y Consolador sabe y siente aún nuestras heridas más profundas. Se colocó en nuestra posición y experimentó el estrés del dolor, de la soledad, del rechazo y hasta la agonía de la muerte. Jesús sabe cómo te sientes. Y si Dios se hizo hombre por alguna razón, esa razón eres tú. Para que cuando sientas el estrés de la soledad, el dolor del rechazo y aún los temores más profundos, puedas venir a Él y recibir su ayuda cuando más la necesitas.

 

Amado Jesús que grande y maravilloso es tu amor, nadie como Tú para entenderme, nadie como Tú para consolarme y amarme de una manera incondicional. Ayúdame a siempre llevarte a ti todas mis cargas, porque Tú me dices que quieres llevarlas sobre tus hombros, ¡que amor tan grande! Te amo con todas mis fuerzas Jesús, gracias, porque hasta en el día más oscuro de mi vida tu luz brilla sobre mí.