Sin Preocupación Alguna

La Biblia nos manda a que no estemos ansiosos por nada. ¿Alguna vez lo has estado? Es esa sensación desagradable que sentimos por causa de lo que pudiese suceder en el futuro. Esos sentimientos agitan nuestro sistema nervioso y pueden causar comportamientos irracionales. Déjame hacerte otra pregunta, ¿qué circunstancias te ponen ansioso? Para algunas personas son las situaciones financieras, para otras son sus seres queridos, o problemas de salud. A veces es el resultado de nuestras malas decisiones y otras es por situaciones que no tienen nada que ver con nosotros, como guerras, crímenes, economía, etc. ¡Tantos motivos para estar ansiosos y Dios nos manda a que no lo estemos por nada!

Filipenses 4: 6-7 RV

Por nada estéis ansiosos, sino en toda oración y ruego, con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios; Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

En nuestras ansiedades siempre hay un temor escondido. En la frase, “sino en toda oración y ruego, con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios”, la palabra” conocer significa descubrir o revelar. La implicación es que hay algo que se esconde en nuestras peticiones que necesita ser revelado ante Dios. No porque Dios no sepa lo que se esconde en nuestras peticiones, sino porque muchas veces no nos damos cuenta de que el temor que se esconde en nuestra petición es lo que nos lleva a sentir ansiedad. Por ejemplo, digamos que le oras a Dios para que te sane de una enfermedad, el temor que se esconde en esa petición es el miedo a la muerte. O supongamos que en la empresa donde trabajas van a despedir a algunos empleados y le pides a Dios que tú no seas uno de ellos. Escondido en esa petición está el temor de no poder pagar tus cuentas, o quizás el temor de perder tu casa. En cada petición hay un temor que Dios quiere que descubramos. Porque esos temores no tratados son los que nos van a traer ansiedad.

Cuando descubrimos cuál es el temor que alimenta nuestras peticiones y lo descubrimos delante de Dios, la promesa es que la paz que sobrepasa nuestro entendimiento nos protegerá, tanto emocional como intelectualmente. Es muy simple, en nuestra petición hay temores escondidos de lo que pudiera suceder y esos temores siempre nos llevan a estar ansiosos. ¿Qué es lo que más puede causarte ansiedad? ¿Qué temes que sucederá?

1 Pedro 5: 7 NVI
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.

Padre Celestial ayúdame con mis ansiedades, ayúdame a depositarlas en tus manos y así poder descubrir delante de ti cuál es mi temor verdadero en cada circunstancia que me toca vivir, de esta manera podré experimentar tú paz que guardará mi corazón y lo que pienso.