Soy Culpable

 

 

Martes, 21 de marzo

 

Probablemente tengas más cosas de las que sentirte culpable que orgulloso. No has sido el hijo o la hija que deberías ser, o el esposo o la esposa que deberías ser. Quizás le quedaste mal a alguien; a un amigo o miembro de la familia. Posiblemente tengas una adicción al alcohol, las drogas o la pornografía. A lo mejor hiciste algo que sabes que está mal, o inclusive que es ilegal, o puede que sientas que deberías estar haciendo cosas buenas. Quizás no pasas suficiente tiempo con tus seres queridos o pasas tiempo con la persona o personas equivocadas. Tal vez son las cosas que ocultas o las mentiras que dices. La verdad es que la culpabilidad ocupa una gran parte de nuestras vidas e impacta cada área de ella; nos afecta física, emocional y aun espiritualmente. Impacta lo que decimos y lo que hacemos, no hay ningún área de tu vida en donde la culpabilidad no te afecte.

La culpabilidad es un estado emocional que hace que pierdas la confianza y respeto en ti mismo. También te hace sentir que no mereces ser feliz y no te permite echar para adelante. La buena noticia es que nuestro Padre Celestial nos ha dado una fórmula que si la aplicas te librará de la culpabilidad y su impacto negativo. En el blog de ayer dije que lo primero que necesitas hacer es tomar un inventario moral personal; no puedes esconderte, excusarte o culpar a otros por tus faltas. Y luego dije que debías aceptar la responsabilidad por tus faltas; la sanidad y la restauración comienzan cuando reconoces y admites tus faltas sin excusa alguna. Si has tomado estos dos primeros pasos, el siguiente que deberías tomar es el tercero:

 

Pídele perdón a Dios.

 

Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que Él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.

– 1 Juan 1: 9 NLV

 

El perdón de Dios no depende de quiénes somos nosotros sino de quien Dios es. Él no te perdona en base a tu carácter sino más bien en base a su carácter. Y puesto que Dios no puede mentir, el tamaño de tus pecados es completamente irrelevante, lo que es relevante es su sobreabundancia de gracia demostrada en la cruz cuando su Hijo Jesús murió para ofrecer a aquellos que aceptan su regalo el perdón de sus pecados; TODOS ELLOS.

 

 —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana. – Isaías 1:18 LB

 

Padre Celestial que reconfortante y esperanzador es amar a un Dios como Tú, bueno, justo, misericordioso, lleno de gracia y de verdad; es bueno saber que tu perdón no depende de quién yo soy sino de quien Tú eres, un Dios perfecto que me ama tanto y que estás dispuesto a perdonarme de inmediato apenas yo voy a ti y te confieso mi pecado, para nunca más acordarte de lo que ya me perdonaste. Te amo Señor, sin ti mi vida no tendría esperanza alguna, gracias porque sólo Tú sanas mi culpabilidad.