Te amo para siempre.

Como creyente me encanta escuchar los testimonios “Entonces Dios”… El médico me dijo que no había esperanza, entonces Dios … Perdí mi trabajo, no podía pagar mis cuentas y entonces Dios … Mi matrimonio estaba desecho, la familia rota en pedazos, entonces Dios…. Una de las razones por lo que me gustan estas historias es que muestran a un Dios comprometido en nuestras vidas, también porque demuestran que Dios oye nuestras oraciones.

Pero como creyente también escucho testimonios como “por qué Dios”. ¿Por qué Dios no lo sanó?…. Ahora me siento solo(sola). ¿Por qué Dios permitió que me despidieran?… ahora lo he perdido todo. Oré por mi matrimonio, ¿por qué Dios no lo restauró?… Ahora toda la familia se está desmoronando. Recientemente vimos en las noticias las decapitaciones brutales de veintiún cristianos capturados en Egipto, ¿Será qué Dios no escuchó sus oraciones? ¿será qué Dios no escuchó las oraciones de sus esposas y sus seres queridos? ¿Por qué Dios permitió que sus enemigos aparentemente triunfaran sobre ellos? En nuestro caminar como creyente van a haber testimonios de “entonces Dios” pero también habrán testimonios de “por qué Dios”.

Cuando en nuestro caminar Dios parece distante y desconectado, esto no significa que El no nos ama. Las circunstancias no deben ser el barómetro a través del cual se determina si Dios nos ama o no. Jesús golpeado y colgado en una cruz en lugar de toda la humanidad debería ser el barómetro a través del cual determinamos lo mucho que Dios nos ama. En nuestro caminar cristiano, a veces habrán los testimonios “, entonces Dios” “. Otras veces serán los testimonios “por qué Dios”, pero lo que siempre permanecerá constante es el amor eterno de Dios por nosotros.

Romanos 8:35-39 NTV

¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»). Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Padre Celestial ayúdame a que yo siempre tenga presente ese amor eterno e incondicional que tú sientes por mí, ya sea que la circunstancia sea “entonces Dios” o “porqué Dios”, porque mi relación contigo no se basa en lo que esté pasando ahora en mi vida sino en lo que pasó hace más de 2000 años, donde me mostraste tu amor de una vez y para siempre en esa cruz.