Todo cambia

 

 

Miercoles 24 de octubre del 2018

 

En la vida habrán momentos difíciles en los que las cosas no nos van a salir como queremos. Siempre digo que cuando todo marcha bien sólo espera, porque eventualmente las cosas cambiarán. Es un problema de salud inesperado, perdiste tu trabajo o perdiste a un ser querido. Eventualmente, al igual que le sucedió a Ester muchos siglos atrás, las cosas a menudo van a cambiar para mal. Y siempre que sucede esto es una lucha del bien contra el mal. Eventualmente algo o alguien injustamente se levantará en contra tuya. Para Ester fue un hombre llamado Amán, que estaba a días de aniquilar a todos los judíos que vivían en Persia.

 

Como posiblemente ya saben, Ester era una joven huérfana que vivía en el exilio y había sido criada por un primo de ella. Imagínate vivir en un país extranjero, con costumbres extranjeras, siendo huérfana y también pobre. Imagínate lo que Ester pensaba acerca de su futuro al pensar en su situación. Pero un día inesperadamente Ester de manera milagrosa pasa a ser la reina de Persia. De repente tiene un futuro brillante y lleno de esperanza. Porque Dios la había bendecido más allá de lo que podía haberse imaginado.

 

Como dije anteriormente, cuando todo marcha bien no te pongas muy cómodo porque eventualmente todo cambia. No acababa Ester de cambiar de una posición de no tener nada a ser reina cuando Amán, un alto oficial del reino persa, envió un decreto irrevocable ordenando que le diesen muerte a todos los judíos que vivían en Persia. La única esperanza que tenían lo judíos era que Ester en su posición de reina fuese a interceder por ellos. Ahora bien, debido a que Dios había bendecido a Ester es que ella estaba en la posición de poder interceder ante el rey por ellos. El problema es que interceder delante del rey era ilegal, y le podía costar su posición y más importante aún, su propia vida.

 

«Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa y hagan ayuno por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de noche ni de día; mis doncellas y yo haremos lo mismo. Entonces, aunque es contra la ley, entraré a ver al rey. Si tengo que morir, moriré». – Ester 3:16 NVI

 

Ester sabía lo que le correspondía hacer, pero también sabía que al hacerlo estaría violando la ley de Persia. Lo no sabía era cómo esto iba a terminar. Tenía tanto temor a lo que le pudiese suceder que pidió que orasen y ayunasen por ella. Eventualmente Ester hizo lo que tenía que hacer, hizo lo correcto sin saber cuál sería el desenlace de todo. Pero al final Dios honró su fe y la victoria fue enorme.

 

Mi punto en el día de hoy es que si vamos a caminar por fe, tenemos que estar dispuestos a actuar como Ester, que aunque no sabía cómo terminaría todo oró, ayunó y luego se lanzó a hacer lo correcto.

 

El ponerte en los zapatos de Ester significa hacer lo correcto y dejar los resultados en las manos de Dios.

 

Padre Celestial ayúdame a hacer siempre lo correcto aunque yo no sepa cuál va a ser el resultado final, enséñame a vivir teniendo presente que las circunstancias están cambiando en todo momento y que Tú aprovechas esos cambios para glorificarte en mi vida y probar mi fe.