Tratando de ser Dios 2

 

 

 

 

Miércoles, 01 de marzo

 

 

Nunca vas a solucionar tus problemas negándolos o ignorándolos; de hecho las cosas que se ignoran nunca mejoran. Por eso es que el primer paso para resolver los problema es reconocer que tenemos problemas. Pero, ¿qué ocurre cuando lo has intentado pero no has podido resolver tus problemas? No estoy hablando de problemas globales como el hambre, las guerras o el terrorismo. Estoy hablando de tus problemas personales que provienen de las heridas, los complejos y malos hábitos en tu vida. ¿Qué sucede cuando admites que tienes problemas, pero no has podido resolverlos? Lo que solemos hacer es tomar el lugar de Dios. Y esto lo hacemos cada vez que intentamos controlar nuestra imagen, controlar a los demás, controlar nuestros problemas, y aun controlar a Dios. Pero hay un problema obvio, no somos Dios y la verdad es que no estamos en control de nada ni de nadie.

 

Algunas de las consecuencias de tomar el lugar de Dios:

 

  1. Los problema sólo empeoran – Como dije anteriormente, las cosas que se ignoran nunca mejoran.

 

  1. Temor – El temor de que otros descubran nuestra verdadera identidad y nos rechacen.

 

  1. Frustración – Es totalmente frustrante tratar de ser Dios cuando no tenemos la sabiduría de Dios.

 

  1. Fatiga – Es totalmente fatigante tratar de ser Dios cuando no tenemos el poder de Dios.

 

  1. Fracaso – Sin la sabiduría y el poder de Dios estamos destinados al fracaso.

 

Nunca superarás tus problemas hasta que no te enfrentes al hecho de que no necesitas ayuda, necesitas un Salvador. Recientemente me reuní con un grupo de hombres que habían estado siguiendo a Jesús entre seis y cuarenta años. Y les hice la siguiente pregunta, ¿Cuántos años más necesitamos para resolver nuestros problemas? De repente la respuesta se hizo evidente, nos dimos cuenta de que no necesitábamos más tiempo, lo que necesitábamos era un Salvador. Y nuestras oraciones cambiaron de, Padre Celestial, ayúdame a superar mis problemas a, Padre Celestial sálvame de mis problemas.

 

El hecho es que si hubiéramos podido resolver nuestros problemas lo habríamos hecho hace mucho tiempo. Pero es sólo cuando nuestro nivel de desesperación supera nuestro nivel de vergüenza que nos posicionamos para ser recipientes de la gracia de Dios. Es sólo cuando nos humillamos y admitimos que somos pobres en espíritu que Dios nos bendice al reconocer nuestra necesidad de Él.

 

 

Mateo 5: 3 (NTV)

 

Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él.” – Jesús

 

Padre Celestial reconozco mi necesidad de Ti, reconozco que no puedo tratar de ser Dios tratando de controlar las cosas y a las personas. Señor sálvame, me humillo delante de ti y admito que soy pobre de espíritu. Gracias amado Padre por extenderme cada día de mi vida tu gracia y gran amor.