Miércoles, 06 de diciembre

 

 

¿Alguna vez has orado buscando alivio? Tal vez para el alivio de una enfermedad tuya o de un ser querido. Tal vez has orado para recibir alivio en tus finanzas. Quizás estés orando por tu familia, por tu matrimonio o tus hijos. Y has orado y orado y pareciese que Dios no te escucha. Y en vez de obtener alivio de los problemas cada día aumentan y la tensión, las luchas, las molestias y los dolores crecen y crecen sin alivio alguno. De hecho, algunos incluso podrían decir que ya es demasiado tarde. La enfermedad tomó su curso y perdimos a un ser querido, nos atrasamos tanto con la hipoteca que terminamos perdiendo nuestra casa; o tal vez fue un asunto de familia y tu matrimonio se vino abajo.

 

Cuando pensamos en personas a quienes Dios les escucharía sus oraciones tenemos que poner a Marta, María y a su hermano Lázaro de primer lugar en la lista. Ellos se contaban entre los amigos más cercanos de Jesús en la tierra. Así que cuando Lázaro se encontraba gravemente enfermo Marta y María le enviaron un mensaje a Jesús diciéndole: “Señor, tu amigo querido está enfermo.”

 

Juan 11: 4-6 NVI

Cuando Jesús oyó esto, dijo: “Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.” Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba.

 

Inexplicablemente Jesús decide no ir adonde Marta y María están y decide que no va a honrar su petición, sino más bien dice que el que va a utilizar la enfermedad de Lázaro para darle la gloria a Dios y a Él mismo. Esta es la misma Marta que le servía a Jesús, la misma María que derramó una botella de perfume caro sobre los pies de Jesús, y el mismo Lázaro que bien conocido como el amigo querido de Jesús. ¿Y Jesús dice que va a utilizar los problemas de estos sus amigos para su gloria? Eso no suena bien; Dios no recibe gloria cuando la gente está enferma y se muere, Dios recibe la gloria cuando los sana. Jesús, ¿cómo vas a recibir la gloria ignorando a tus amigos más queridos? ¿Cómo vas a obtener la gloria ignorando su petición y dolor? Cuando nos fijamos en nuestros problemas hay veces que para nosotros también es inexplicable el porqué Dios no responde a nuestras oraciones. Permíteme decirte algo que sé que es difícil de entender, tus problemas y los míos también son para la gloria de Dios.

 

Un días después, Jesús decide visitar a Marta y María y le dicen que Lázaro llevaba cuatro días de haber sido enterrado. Tanto Marta como María le dicen a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.” ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? le contestó Jesús. Entonces Jesús gritó: “¡Lázaro, sal fuera!” El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. Quítenle las vendas y dejen que se vaya les dijo Jesús.

 

Nuestras luchas son para la gloria de Dios, quizás pienses que en tu caso ya no se puede hacer nada; en el caso de Lázaro fueron cuatro días; puede que digas, en mi caso pasé años orando y orando por sanidad y Dios no me respondió. Permíteme decirte que tu milagro será aún mayor que el de Lázaro y le traerá más gloria a Dios. Si el levantar a un muerto de cuatro días le trae gloria a Dios, ¿cuánto más el milagro de levantar a una persona muerta de años no le traerá traer gloria a Dios cuando la resucite?

 

Padre Celestial gracias porque es precisamente en las adversidades que tú te glorificas, esto es tan bueno saberlo, que todo obra para bien para los que amamos a Dios, que sin importar la circunstancia, por más difícil que parezca tú te llevas la gloria y yo me llevo la bendición. ¡Te alabo amado Padre!