Un Mundo Acelerado

Simple-500px-devocional-banner-ESP

Es mejor ser una tortuga que camina sin prisa disfrutando cada paso del camino, que ser una liebre que corre tan rápido que va perdiéndose de todos los detalles importantes de la vida.

Cuando Dios creó el planeta lo creó para los seres humanos y lo llenó con todo tipo de animales y plantas. Y al igual que los animales y las plantas nos movíamos a través de nuestros ciclos naturales, al ritmo de la naturaleza y el tiempo que era marcado por el paso de las estaciones. Pero con la llegada de una sociedad moderna, nuestra relación en cuanto al tiempo ha cambiado radicalmente y nos hemos desconectado de la naturaleza y su ritmo. De hecho estamos tan desconectados que pareciera que el tiempo pasa más rápido, como si las estaciones naturales estuvieran moviéndose de manera acelerada. Es como si los minutos y las horas durasen menos que en tiempos pasados. Si te sientes así, entonces sufres de una condición conocida como “Pobreza de Tiempo”.

Los psicólogos reconocen ahora la pobreza de tiempo como una de las fuentes principales de estrés en nuestras vidas. En un mundo que va marchando tan aceleradamente no hay suficiente tiempo para hacer todo lo que tenemos que hacer: las exigencias del trabajo, nuestras responsabilidades y tareas diarias, nuestras familias, por no hablar del infinito acceso a las redes sociales 24/7. Estamos corriendo sin parar para alcanzar hacer todo lo que está en nuestra agenda y a menudo terminamos sin tiempo suficiente para dedicárselo a quienes de verdad tienen importancia en nuestras vidas: Dios y nuestros seres queridos. Y la consecuencia de la pobreza de tiempo es que terminamos haciéndonos daño a nosotros mismos, tanto espiritual, física como emocionalmente. Pero la peor consecuencia de todas es el daño que tiene en nuestras relaciones más importantes.

El antídoto a un mundo acelerado:

1. Obedece las instrucciones de Dios en cuanto a descansar

Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar, incluso durante la temporada del arado y de la cosecha.

– Éxodo 34:21 NTV

2. Aprende a decir “NO”.