Una palabra de fe – Bobby Cruz Jr

 

 

 

Lunes, 12 de septiembre

 

No tengo pelos en la lengua; digo las cosas como son. No hay nada más poderoso que nuestras palabras, no hay nada más poderoso que la Palabra de Dios. Dice la Biblia que Dios lo creó todo a través del poder de su Palabra. El universo y todo lo que existe fue creado y formado a través de su Palabra. Muchas veces nos olvidamos de lo poderosas que son las palabras; éstas pueden crear pero también destruir. A través de nuestras palabras expresamos amor y también expresamos odio. A través de nuestras palabras podemos edificar a otros y también podemos destruir a otros.

 

El problema para muchos de nosotros los creyentes es que a veces nuestra fe, lo que creemos y nuestras palabras no siempre coinciden. Santiago, el hermano de Jesús, escribió la siguiente declaración sobre la boca y las palabras que salen de ella: ” A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen. Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien!

 

JUAN 12:49 NVI

Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. – Jesús.

 

Una de las cosas más sorprendentes acerca de la vida de Jesús es que cuando entró en nuestro mundo lo hizo con las mismas limitaciones que tenemos nosotros. El no vino a este mundo con conocimientos, sino que tuvo que aprender al igual que tú y yo. Cuando el Hijo de Dios salió del vientre de María no podía hablar una sola palabra, tuvo que aprender el idioma, tuvo que aprender a hablar. Pero lo más sorprendente es que al igual que nosotros tuvo que aprender a confiar y depender de Dios para todo. Ahora bien, si alguna vez hubo una persona que tenía el derecho de decir lo que quisiera y decirlo de cualquier manera que quisiere ese fue Jesús. Después de todo Él es la Palabra de Dios y a través de Él todas las cosas fueron creadas. Pero Jesús nunca habló por su propia cuenta, Él sólo hablaba lo que Dios le decía que dijese y siempre lo decía de la manera que Dios quería que lo dijese.

 

El poneros en los zapato de Jesús es decir lo que Dios nos manda a decir y de la manera en que Dios quiere que lo digamos.

 

 

Efesios 4:29 LBDA

No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

 

Amado Jesús gracias por cada una de las enseñanzas que me dejaste, quiero que Tú seas el modelo a seguir en cada área de mi vida, y cuando se trata de lo que hablo, te pido que me ayudes a ser como fuiste Tú cuando estuviste en la tierra, que no hablaste nada que nuestro Padre Celestial no te dijera que hablaras. Ayúdame a que mis palabras edifiquen siempre al que me escucha y les imparta la gracia que Tú me impartes a mí.