Yo no puedo, pero Él sí puede.

 

 

Jueves 02 de mayo del 2018

 

 

Nadie debería de menospreciarte, nadie debería de decirte lo que puedes o no puedes hacer y nadie jamás debería limitar tu potencial. Ahora, con esto dicho, hay áreas en nuestras vidas que no importa cuán comprometidos estemos a cambiar, no lo hemos podido lograr, por lo menos no de manera constante. Tenemos heridas que no hemos podido superar y que nos llevan de manera intencional o involuntaria a herir a otros. Tenemos malos hábitos y adicciones tan fuertes que se han apoderado de nosotros y nos controlan. Y tenemos complejos que están profundamente entretejidos en nuestras vidas y nos hacen compensar y ocultar nuestra verdadera identidad limitando nuestro potencial.

 

Lo interesante es que a diario todos los medios de comunicación están repletos de personas ofreciendo soluciones a todos nuestros problemas de salud, dinero y amor. Lo único que tienes que hacer es ir a cualquier librería para ver que la sección más grande es la de “auto ayuda”. Todo el mundo tiene una fórmula para ayudarnos a superar nuestras heridas, malos hábitos y complejos. No estoy criticando a estas personas que nos estimulan a ser mejores, como pastor ésta es también una gran parte del trabajo que hago. Pero también sé que hay cosas que simplemente no podemos hacer por nuestra propia cuenta, no importa cuántos discursos escuchemos o cuántos libros leamos y cuán comprometidos estemos. Con la gran cantidad de información disponible deberían haber muy pocas personas con problemas personales en este mundo, sin embargo el mundo está lleno de personas con problemas muy grandes.

 

Mientras más lo pienso menos sentido le veo a la frase “auto ayuda”. Porque si pudiéramos ayudarnos a nosotros mismos entonces para comenzar no necesitaríamos ayuda. El término autoayuda implica que hay algo que podemos hacer para resolver nuestros problemas. Pero el problema es que por más que lo intentemos no hemos logrado auto ayudarnos para convertirnos en las personas que sabemos debemos ser. Lo que he descubierto es que necesitamos algo más fuerte que la auto ayuda, necesitamos ayuda. Aun el Apóstol Pablo, este gran hombre de Dios que escribió aproximadamente una tercera parte del Nuevo Testamento entendía este dilema, por eso él mismo confesó: “Las cosas que quiero hacer no las hago y las cosas que no quiero hacer son precisamente las que hago. ¿Quién me puede ayudar, quien me librará de mí mismo? “Afortunadamente Pablo nos da la respuesta a su propia pregunta.

 

 

¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!

– Filipenses 4:13 NVI

 

Hay veces que necesitamos rendirnos a Cristo; hay veces que necesitamos declarar: “No puedo hacerlo, pero Él sí puede”. Algunas veces eso significa que tenemos que venir a Dios y confesarle nuestras heridas, malos hábitos y complejos. Pero otras veces significa que necesitamos admitir que nuestros caminos no son Sus caminos y que necesitamos aplicar las enseñanzas de Jesús en la manera en que vivimos; en nuestras relaciones, nuestras finanzas y en nuestra salud espiritual y física.

 

Gracias Jesús porque puedo ir a ti con todos mis complejos, malos hábitos y heridas y Tú te encargas de ellos, sé que el camino no es la auto ayuda sino Tú Señor, te pido que me ayudes cada día de mi vida a rendirme a ti y caminar bajo tu dirección, porque yo no puedo vivir sin Ti. Tú eres el que me fortalece cada día y el único que es capaz de transformarme, gracias por amarme tanto.