Debemos reconocer que nuestras vidas están siendo constantemente influenciadas por la corriente de la cultura en la que vivimos. Desde la manera como vestimos hasta como pensamos y actuamos, la corriente de este mundo constantemente intenta arrastrarnos. No faltan diseñadores que te digan cómo debes vestirte, peinarte y aún maquillarte. No faltan expertos que te digan lo que es social y políticamente correcto. Y a menos de que prestes más atención, poco a poco la corriente te llevará y despertarás un día preguntándote, ¿cómo llegué aquí? En ese momento descubrirás que todos tus conocimientos, creencias, compromisos y buenas intenciones no fueron suficientes para mantenerte anclado.

Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. – Hebreos 2: 1 NVI

Cuando era niño mis padres solían llevarnos a mis hermanas y a mí a la playa. Todavía recuerdo la primera vez que entré al agua por mi cuenta, yo constantemente miraba hacia la orilla para asegurarme de que mis padres aún estaban ahí. Pero al rato comencé a sentirme más y más confiado así que ya no prestaba tanta atención. Lo que no me di cuenta es que poco a poco la corriente me estaba llevando más y más a la izquierda y cuando levanté los ojos para buscar a mis padres no pude encontrarlos. Después de un breve momento me di cuenta de que no se habían movido y que el que se había movido había sido yo. A partir de ese día aprendí a establecer puntos de referencia para protegerme de la corriente. Escogí dos edificios uno a la izquierda de mis padres y el otra a la derecha y si me pasaba cualquiera de ellos inmediatamente me salía del agua para volver al lugar del cual me había movido la corriente.

Lo mismo ocurre en nuestras vidas todos los días, por eso necesitamos establecer puntos de referencia en nuestras relaciones, finanzas, moralmente, éticamente y espiritualmente. Si no tienes puntos de referencia o si los ignoras lo más probable es que te despiertes un día y te preguntes, ¿cómo llegue aquí? El autor del libro de los Hebreos nos dice que debemos prestar más atención a lo que hemos oído para que no perdamos el rumbo. Lo que está diciendo es que la obediencia a la palabra de Dios debe convertirse en nuestros puntos de referencias y que cuando algo nos esté llevando a violar Su Palabra es hora de salirse del agua y regresar al lugar donde deberíamos estar.