Completamente Diferente | No son las Enseñanzas

La mayoría de las religiones del mundo se basan en las enseñanzas y filosofías de sus líderes, y la tendencia es incluir al cristianismo como una más de la lista. Pero el cristianismo no se basa en las enseñanzas de Jesús, el cristianismo se basa en el mismo Jesús y un evento específico, la resurrección.

Las grandes religiones del mundo comenzaron con un profeta o un maestro, algunos murieron por causas naturales y otros se convirtieron en mártires. Y cuando murieron sus seguidores salieron con entusiasmo y promulgaron las enseñanzas del líder. Cuando Jesús murió, sus seguidores huyeron y se volvieron a su profesión, la pesca.

El problema con las enseñanzas de Jesús es que no se adhieren a la premisa básica de todas las demás enseñanzas religiosas. La premisa básica de las otras religiones se basa en lo que nosotros, como humanos, debemos hacer para ganarnos el favor de Dios. Las enseñanzas de Jesús se basan en lo que Dios ha hecho por nosotros. Otro problema con las enseñanzas de Jesús es que son extremas. En una ocasión dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». En otras palabras, Él estaba diciendo que no hay otro camino, ninguna otra verdad y nadie más puede darte vida. En otra ocasión, dijo: «Si me has visto, has visto al Padre». En palabra simples, Jesús estaba diciendo: Yo soy Dios.

Jesús se alineó tanto con Dios que cuando fue crucificado y murió, sus discípulos pensaron que todo había terminado. Ellos pensaron que Él no podría haber sido Dios, porque si hubiese sido Dios nunca hubiese permitido que lo asesinasen. Por eso cuando murió, sus discípulos se dispersaron. Pero tres días después, Jesús resucitó y la resurrección fue el evento que causó que los discípulos de Jesús se lanzasen a testificar en las calles y trasformasen el mundo. Lo interesante es que no se lanzaron a las calles para promulgar las enseñanzas de Jesús. No, fueron a declarar y a testificar acerca de lo que habían visto, a un hombre morir y tres días después resucitar.

Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se indultara a un asesino. Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos. – Hechos 3: 14-15 NIV

No fueron las enseñanzas de Jesús, ni los milagros ni la muerte de Jesús lo que inspiró a los discípulos. Fue el hecho de que habían visto a Jesús morir y tres días después resucitar.

Amado Jesús, no sigo una religión sino a Ti, el autor de la vida, que resucitaste para darme vida eterna, qué bueno es saber que mi salvación no se trata de lo que yo haga para ganarme tu favor, sino de lo que Tú hiciste por amor a mí. Esta gran verdad transformó mi vida para siempre, así como transformó la vida de tus apóstoles, ellos fueron testigos de lo que Tú hiciste, y yo como seguidor tuyo también soy testigo de lo que sigues haciendo a diario por tu gran amor y gracia eterna.