El poder de las palabras

En relación con su tamaño, la lengua es el músculo más fuerte del cuerpo. Pero el verdadero poder está en las palabras que la lengua habla. Si nos examinamos descubriremos que somos el resultado de las palabras que nos fueron dichas. Que para bien o para mal, hemos sido moldeados por las palabras. Porque las palabras tienen poder para construir o derribar.

El incendio de Hayman es el peor incendio forestal de la historia de Colorado. Más de 138,000 acres y unos 600 edificios fueron incendiados, lo que le costó al estado

$40 millones de dólares solo en costos para apagar el fuego. Todo esto debido a que una empleada del Servicio Forestal llamada Terry Barton decidió quemar una carta que recibió de su esposo de quien estaba separada. Y, sin querer, causó el peor incendio en la historia de Colorado. Una pequeña chispa, que eventualmente quemó más de 138,000 acres.

 De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos.

Así también una sola chispa puede incendiar todo un bosque. De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.- Santiago 3: 5-6 NTV.

Tal vez por eso el apóstol Pablo escribió: «Que no salga de la boca de ustedes ninguna palabra corrompida…» (Efesios 4:29 NIV). La palabra corrompida básicamente significa cualquier palabra que ofenda, lastime, derribe o cause algún daño. En la mayoría de los matrimonios, familias, iglesias y comunidades habría un gran silencio si solo aplicáramos estas instrucciones. Cuando era niño, me enseñaron que si no tienes nada bueno que decir, entonces no digas nada.

No hay límite en la extensión del daño que puede causar la lengua. La mayoría, si no todas, las guerras fueron precedidas por palabras. Sabemos el daño que las calumnias, las mentiras y los insultos pueden causar. Los incendios forestales destruyen casas, pero una chispa de la lengua puede destruir hogares; una chispa de la lengua puede destruir vidas. Por lo tanto, que de tu boca nunca salgan palabras corrompidas.

Padre Celestial te pido que me ayudes a controlar mi lengua, no permitas que de ella salgan palabras corrompidas que lastimen al que me escucha, sino todo lo contrario, que de mi boca solo salgan palabras que edifiquen al que me escucha, palabras de bendición, porque si no tengo nada bueno que decir lo mejor es quedarme callado.