En tus manos

¿Alguna vez has visto una necesidad y desearías hacer algo al respecto? ¿Quizás a gran escala o en una escala más pequeña? Y piensas: «Ojalá tuviera los medios para hacer algo». Quizás Dios sí quiere que hagas algo al respecto. Pero analizas todos los recursos disponibles y apenas tienes suficiente para ti. ¿Qué se supone que debes hacer?

Un día, los discípulos de Jesús se le acercaron y le informaron que su primo Juan el Bautista había sido decapitado. Al escuchar la noticia, Jesús decidió retirarse a un lugar solitario, lejos de las ciudades y los pueblos. Pero las multitudes lo siguieron hasta allí y cuando Jesús los vio, sintió compasión y sanó a los enfermos. Cuando el sol estaba a punto de ponerse, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:

—Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las multitudes para que puedan ir a las aldeas a comprarse comida.Jesús les dijo:—Eso no es necesario; denles ustedes de comer.—¡Pero lo único que tenemos son cinco panes y dos pescados! —le respondieron.—Tráiganlos aquí —dijo Jesús.- Mateo 14: 15-18 NTV.

Los discípulos le trajeron a Jesús cinco panes y dos pescados y se lo entregaron. Mirando hacia el cielo, Jesús dio gracias por el pan, luego lo partió. Y, después hizo algo extraordinario, volvió a colocar la comida limitada en las manos de los discípulos y ellos procedieron a distribuir la comida entre las personas. Ese día, cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, fueron alimentados. Y después de que todos habían comido y estaban satisfechos, los discípulos recogieron doce canastas llenas de lo que sobró.

Cuando Dios pone una carga por algo o alguien en tu corazón, lo importante no es el tamaño o la cantidad de recursos que tienes. Lo importante es el tamaño de tu Dios y la cantidad de recursos que Él tiene. Tu trabajo es dar lo mejor de ti y hacer lo mejor, sin importar cuán insignificante sea. Como alimentar a miles de personas con recursos limitados. Entonces, después de haber hecho lo mejor y traer a Dios tus recursos limitados, Él los pondrá de nuevo en tus manos y hará el resto. Ves, todo lo que tienes que hacer es darle a Dios todo lo que tengas y Él se encargará de hacer el resto.

Padre Celestial en tus preciosas manos pongo todo lo que tengo, mis talentos, habilidades y recursos, para que Tú hagas el resto, no importa que tan limitados sean mis recursos, Tú eres un Dios con un poder y amor ilimitados, ayúdame a dar lo mejor de mí y hacer lo mejor, porque yo sé que Tú te vas a encargar de multiplicarlo para suplir lo que se