¿Quien yo?

El mundo está lleno de personas irresponsables. Las personas que hacen regueros que no recogen y crean deudas que no pagan, son los que dicen que van a hacer algo y no lo hacen; son inconsistentes, siempre tienen excusas, se quejan, no reconocen sus errores, culpan a los demás y nunca son responsables de nada. Me imagino que sabes, porque trabajas o incluso vives con alguien así. La verdad es que podemos encontrar personas irresponsables en todas partes excepto en el espejo. La irresponsabilidad es uno de esos rasgos que son fáciles de ver en otros, pero no en nosotros mismos. Y la verdad es que la irresponsabilidad existe en cada uno de nosotros.

Cada vez que actuamos de manera irresponsable, alguien más va a tener que recoger el desorden o pagar la deuda. Pero el secreto en cuanto a la irresponsabilidad es que verdaderamente no es mi culpa. Obtuve un préstamo que no puedo pagar, es culpa del prestamista. Me peleé con mi pareja, es culpa de mi pareja. A mi hijo no le está yendo bien en la escuela, es culpa de los maestros. Llegué tarde, es porque había demasiado tráfico. Ahora, dado que una persona irresponsable por naturaleza no puede asumir la responsabilidad de su irresponsabilidad, la única opción que le queda es culpar a los demás. Y donde hay culpa hay conflicto.

Al principio, Dios creó al hombre y a la mujer, los bendijo y les dio responsabilidades. Pero ambos actuaron irresponsablemente y Dios los cuestionó:

El Señor Dios dijo: “¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido de la fruta del árbol del que te ordené que no comieras? «. El hombre dijo:» Es culpa de la mujer que pusiste aquí conmigo. Ella me dio un poco de fruta del árbol. Y me la comí «. Entonces el Señor Dios le dijo a la mujer:» ¿Qué has hecho? «. La mujer dijo:» La serpiente me engañó. Por eso comí la fruta «. – Génesis 3: 11-13 NVI.

Adán culpó a Dios y a su esposa y Eva culpó a la serpiente. Y ahí vemos el origen de los conflictos. Imagínate cuan diferente sería el mundo si Adán o Eva hubieran dicho, “Es mi culpa, puede que no sea 100% culpable, pero soy 100% responsable de mis acciones”. Ahora imagínate cuan diferente podría ser tu mundo si en lugar de decir ¿quién yo? Asumieras el 100% de la responsabilidad por tus acciones.

Padre amado es verdad que es más fácil ver la irresponsabilidad de otros y no la mía propia, gracias por tu Palabra que me muestra mi verdadera condición y me ayuda a asumir el 100% de la responsabilidad por mis acciones, si reconozco mi responsabilidad sin culpar a otros voy a evitarme muchos conflictos. Gracias por tu verdad que me hace libre.