Misericordioso

Casi todas las religiones tienen una creencia básica de que hay un dios bueno, que vive en un lugar bueno y que busca a las personas buenas. Pero el cristianismo no es como las demás religiones. Sí, creemos que nuestro Dios es bueno y que Él habita en un lugar bueno. Pero aquí es donde el cristianismo se separa de todas las otras religiones, Dios no está buscando a personas buenas sino a pecadores. Personas que están dispuestas a admitir que no necesitan una segunda oportunidad o incluso ayuda. Sino más bien personas que admiten su culpa y se dan cuenta de que lo que necesitan es misericordia.

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia.” Mateo 5: 7 RV205.

En este versículo, Jesús usa un juego interesante de palabras, entre misericordiosos y misericordia. Él dice: «Bienaventurados los misericordiosos». La palabra «misericordioso» solo aparece dos veces en todo el Nuevo Testamento y tiene un significado más general, de ser compasivos con los demás. Y luego dice: “Porque recibirán misericordia” y usa la palabra “misericordia” que tiene un significado mucho más amplio, no solo de ser compasivos sino también habla de la salvación divina.

El hecho es que la misericordia es lo que más deseamos cuando se expone nuestra culpa por los errores y pecados que hemos cometido o cuando estamos en una posición o situación en la que necesitamos que otros nos extiendan la mano. Pero a menudo la misericordia es lo que menos queremos extender cuando se expone la culpa de aquellos que nos han hecho mal o cuando vemos a otros necesitados. Sin embargo, es tan importante que elijamos practicar la misericordia unos con otros porque Dios bendice a los misericordiosos.

Quizás una mejor manera de explicar este concepto no es interpretar lo que Jesús dijo, sino permitir que Jesús mismo explique lo que dijo:

“Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo. Y si dan prestado a aquellos de quienes esperaban recibir, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores dan prestado a los pecadores para recibir otro tanto. “Más bien, amen a sus enemigos y hagan bien y den prestado sin esperar ningún provecho. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los perversos. Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso. – Lucas 6: 31-36 RV2015.

Gracias Padre celestial por enseñarme la importancia de ser misericordioso, ayúdame a hacer con mi prójimo lo que quiero que mi prójimo haga por mí, ayúdame a amar a los que no me aman, a hacer el bien a otros y a prestar sin esperar sacar ningún tipo de provecho. Gracias amado Señor, porque Tú me prometes una gran recompensa, y es ser llamado hijo del Altísimo y de recibir misericordia de parte tuya.