Ahora Sabemos | Nos Ama

Desde la caída de Adán y Eva la gente siempre se preguntó cómo era Dios. Durante miles de años, eruditos y teólogos memorizaron las leyes de Dios y estudiaron sus declaraciones. Pero nadie se atrevía a decir que sabía cómo era Dios, ¿cómo podrían hacerlo? Porque después de la caída del hombre, nadie había visto a Dios.

Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer. – Juan 1:18 DHH

Me gustaría pensar que cuando Jesús habitaba entre nosotros su ropa era más blanca que la de los demás, que su cabello siempre estaba perfectamente peinado y que cuando hablaba, el sonido de su voz era como el de ningún otro. Pero la verdad es que Jesús se veía y sonaba como cualquier otro hombre de su tiempo. Tanto es así, que durante treinta y tres años caminó entre nosotros y la Biblia dice que ni siquiera su propio pueblo lo reconoció. Pero, aunque parecía ser un hombre común y corriente, no había nada común en Él.

Eventualmente, Jesús fue condenado a muerte por declarar ser el Hijo de Dios o Dios mismo. Pero después de Su resurrección, finalmente convenció a muchos de que Él era quien decía ser. Y como Jesús vivió entre nosotros, nosotros sí sabemos lo que por durante miles de años las personas quisieron saber, cómo es Dios.

Lo más importante que aprendemos acerca de Dios porque Jesús habitó entre nosotros es que nos ama. Puedes pensar que los creyentes siempre entendieron que Dios los amaba, pero nada que ver. La mayoría de las personas se relacionaban con Dios en base a su habilidad de guardar Sus leyes y no en base al amor. Y como nadie fue capaz de cumplir consistentemente las leyes de Dios, muchos concluyeron que Dios estaba enojado con ellos. Tristemente, muchas personas hoy en día todavía piensan que Dios está enojado con ellos, por esta razón se esconden y huyen de Él. Sin embargo, lo más importante que Jesús nos ha enseñado acerca de Dios es cuánto nos ama.

Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él.- Juan 3: 16-17 NVI

Padre Celestial gracias por amarme, gracias por tu Amado Hijo Jesús que es mi Salvador y que me muestra tu gran amor, gracias a Él yo puedo decir que te conozco, un Dios que me ama, que no me condena y que me salva a través del sacrificio de Jesús en la cruz. Qué bueno es saber que tengo un Padre amoroso que no se enoja conmigo en base a quien yo soy, sino que me ama con amor eterno en base a quien Él es.