Transición: Dios sabe mejor

Nuestras vidas se componen de transiciones, algunas son parte de la evolución natural de la vida y otras llegan sin que las invitemos. Las transiciones nunca son fáciles; La verdad es que preferiríamos evitarlas o manipularlas. Si perdiste tu trabajo y te encuentras buscando empleo, apuesto a que preferirías evitar las incertidumbres de la búsqueda. O si perdiste a un ser querido, apuesto a que preferirías evitar el dolor y la agonía de la transición. Pero lo interesante es que en las incertidumbres y dificultades de las transiciones Dios puede hace su mejor obra en nosotros y a través  de nosotros.

El problema es que a menudo se nos hace imposible ver a Dios en las transiciones difíciles. De hecho, es en las transiciones difíciles que nos preguntamos, ¿por qué yo? Es en las transiciones difíciles que comenzamos a buscar y orar, Dios, ¿dónde estás? El problema es que pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros, y como parece ser que Dios no responde a nuestras oraciones, entonces decidimos tomar el control. Pero el hecho es que Dios sabe lo que es mejor para nosotros. La verdad es que no somos muy buenos interpretando las circunstancias. Algunas de las cosas que estábamos convencidos que eran buenas resultaron ser malas y otras que pensamos que eran malas resultaron ser una bendición.

“Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”  – Mateo 28:20 NIV

En el versículo que leíste, Jesús le estaba pidiendo a sus discípulos que condujesen a personas a través de la difícil transición de abandonar por completo su presente forma de vivir hacia una forma de vida totalmente nueva. Con el entendimiento de que no sería fácil, pero con la promesa de que Él mismo estaría con ellos hasta el fin. El hecho de que no veas a Dios en tu transición no significa que Dios no esté contigo en la transición. La verdad es que Dios siempre sabe lo que es mejor para nosotros.

Gracias Padre Celestial por mostrarme que Tú siempre estás ahí conmigo, que me ayudas a atravesar cualquier transición de mi vida por más difícil que sea, gracias porque sólo Tú sabes lo que es mejor para mí, porque sé que la mayoría de las veces voy a interpretar mis circunstancias de manera incorrecta. Que hermosa promesa es que me asegures que vas a estar conmigo siempre, hasta el fin.