HONRA

Mientras te concentras en leer este post, tu cuerpo automáticamente está realizando una serie de funciones, algunas de las cuales te mantienen vivo. Tu cuerpo hace que tu cabello crezca, produce saliva, inhala y exhala oxígeno, te mantiene hidratado, mantiene tu corazón latiendo, produce millones de células sanguíneas, repara huesos, limpia tu sangre, digiere líquidos y alimentos, remueve y repone tu piel, y también previene el cáncer y todo tipo de enfermedades. El cuerpo es simplemente la estructura más avanzada y compleja del universo, es la obra maestra de Dios.

La Biblia dice que cuando Dios creó nuestros cuerpos, los diseñó a propósito. Ósea que fuimos creados a propósito. Y la Biblia también nos dice que Dios creó nuestros cuerpos con un propósito distinto y específico. Distintos, para que sean templos del Espíritu Santo. Y específicamente para honrarlo con nuestros cuerpos.

¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios- 1 Corintios 6: 19-20.

La mayoría de las personas se pueden colocar en una de las dos siguientes categorías: los que son negligentes con sus cuerpos o aquellos que adoran sus cuerpos. Los que son negligentes con sus cuerpos siempre hacen lo que les hace sentirse cómodos o lo que les da placer sin tener en cuenta el abuso que imponen sobre sus cuerpos. Los adoradores del cuerpo son sirvientes de sus cuerpos, viven para servir sus cuerpos. El problema es que ambas categorías tienen un profundo efecto negativo en sus relaciones, especialmente en las personas más cercanas a a ellos. Pero el objetivo no es encontrar el balance adecuado, el objetivo es encontrar la perspectiva adecuada. Y, la perspectiva correcta es aprender a honrar a Dios con nuestros cuerpos.

La palabra honor significa provocar una opinión positiva. En este caso, por la forma en que usamos nuestros cuerpos, las personas cercanas a nosotros desarrollan una opinión positiva de Dios. Honrar no significa adoptar una forma religiosa de pensar, hablar, caminar o vestirse. Significa vivir tu vida donde sea que estés de una manera que haga que las personas alaben a Dios. Por esta razón, la perspectiva apropiada es honrar a Dios con nuestros cuerpos.

Padre Celestial quiero honrarte con mi cuerpo, no quiero ser ni negligente ni adorador de mi cuerpo, sino quiero honrarte a través de él, que las personas que has puesto en mi vida te alaben a Ti por la manera en que vivo mi vida. Gracias por enseñarme que mi cuerpo no me pertenece a mí, sino que es tuyo, pagaste un precio muy alto, por eso quiero vivir honrándote y glorificándote cada día de mi vida.