En mis Manos

Las manos representan poder, influencia, habilidades y recursos. Es por esto que decimos cosas como: “está en mis manos”. O “dame una mano”. O “está fuera de mis manos”. Entonces, ¿qué se supone que debemos hacer con todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos? Dios le ha dado algo a cada uno; La vida misma es un regalo.

Un día, mientras que el Rey David estaba sentado en su trono, miró a su alrededor y contempló la increíble cantidad de riqueza y gloria que Dios le había dado. Desde sus humildes comienzos, se había convertido en el hombre más rico y poderoso del mundo. Entonces, convocó al profeta Natán y le dijo: Yo vivo con tanto esplendor y el arca de Dios reside en una tienda de campaña. Me gustaría construirle un templo a Dios. Entonces, el rey David llamó a todos en Israel y después de hablar con ellos cada uno le trajo una ofrenda voluntaria para construir un templo a Dios, comenzando con David, luego los líderes y luego todo el pueblo de Israel.

Después de recolectar los fondos necesarios para construir el templo y movido por la generosidad de las personas, el Rey David oró diciendo: “¿Pero quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte algo a ti? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y te damos solo de lo que tú primero nos diste a nosotros!”

Hay una verdad en la Biblia que a menudo pasa por desapercibido, pero el rey David se refirió a esta verdad en su oración. La verdad es que, no damos nada, solo transmitimos lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Y lo más importante, lo que Dios ha puesto en nuestras manos nos lo ha dado para que podamos beneficiar a otros. Que no somos el propósito del regalo, sino que somos el medio a través del cual Dios quiere distribuir el regalo.

David entendió que sería trágico haber sido tan bendecido por Dios y que su única respuesta sería decir, gracias. El rey David entendió que no sería correcto consumir todo lo que Dios le había dado en sí mismo. Entendía que lo que Dios había puesto en sus manos debía reflejar a Dios; al Dios que le dio la vida y todo lo que él tenía.

Pregunto, ¿qué ha puesto Dios en tus manos? ¿Y cómo puedes usarlo de manera que refleje a Dios en esta generación?

Padre Celestial, al igual que David entiendo que todo lo que tú has puesto en mis manos es para que yo pueda beneficiar a otros. Ayúdame a estar dispuesto a usar todo lo que me has dado para reflejarte cada vez más a ti en esta generación que me tocó vivir, porque es un privilegio ser el medio a través del cual tú distribuyes todo lo que te pertenece.