Una estrategia ganadora

No hay duda de que ganar es mejor que no ganar. Como humanos, hemos sido programados para ganar, en realidad, estamos en nuestro mejor momento cuando estamos ganando. Incluso es cierto que el fracaso es parte de la vida. sin embargo, podemos decidir utilizar el fracaso como combustible para ganar o vidas derrotadas. La verdad es que todos vamos a fracasar en un momento u otro, pero la meta es convertir esos fracasos en victorias.

Nunca debemos permitirnos ser definidos por nuestros fracasos. Si has fracasado en la escuela, no debes dejar que eso te defina. Si fracasaste en el matrimonio, nunca debes permitir que ese matrimonio te defina. En cualquier área de tu vida en la que fracases, el fracaso no debería ser el final del asunto, porque pocas cosas tienen un impacto tan devastador en tu alma que sentirte como un fracaso. La buena noticia es que Dios te creó para ser más que un vencedor. Y, la mejor noticia es que Él quiere otorgarte la gracia necesaria para convertir tus fracasos en victorias.

 Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido a la iglesia de Dios, como lo hice. Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia. –

1 Corintios 15: 9-10 NTV

Al apóstol Pablo se le atribuye haber escrito un tercio de los libros del Nuevo Testamento y también se le atribuye la difusión del evangelio fuera de Palestina a todo el resto del mundo. Probablemente no hubiéramos escuchado sobre el evangelio de Jesucristo si no fuera por el apóstol Pablo. Pero reconoció su fracaso, inicialmente Pablo persiguió a la Iglesia y participó y aprobó al primer mártir de la fe cristiana. Pero un día tuvo un encuentro con el Jesús que estaba persiguiendo y en ese momento se dio cuenta de que no solo no estaba ganando, sino que también estaba trabajando en contra de lo que estaba llamado a ganar. Creo que todos podemos mirar hacia atrás y ver nuestros fracaso y simpatizar con Paul. Porque a veces y sin darnos cuenta nos convertimos en nuestros peores enemigos. Pablo tenía celo por Dios, pero se encontró trabajando contra Dios.

Déjame terminar dándote la estrategia ganadora de Pablo. Primero, reconoció sus errores y aprendió de su fracaso. En segundo lugar, no lo hizo solo, permitió que la gracia de Dios se convirtiera en parte de su estrategia ganadora. Y, tercero, trabajó más duro que todos los demás.

Ganar en las áreas más importantes de tu vida requerirá que reconozcas tus errores, que busques el favor de Dios y que trabajes más duro de lo que has trabajado antes. Para vivir una vida ganadora, no importa dónde comiences, lo que importa es dónde terminarás.