A medida que vamos pasando por una pandemia mundial, casi todos nos dicen: “No temas que todo va a estar bien”. ¿Pero a qué precio? Porque cuando le preguntas a esas mismas personas, cómo o cuándo va a terminar esta pandemia, ninguno puede darte una respuesta definitiva. La verdad es que no la tienen. Lo que sabemos es que esta pandemia finalmente llegará a su fin. Pero, ¿cómo no temer si las personas que están lidiando con el problema no tienen control del mismo? Y a pesar de las incertidumbres, a mí también me gustaría ser parte del coro de personas que te dicen: no temas. Sin embargo, no por lo que está sucediendo, sino por quién está sucediendo.
Después de un largo día de trabajo, Jesús les pidió a sus discípulos que se subieran a un bote para cruzar al otro lado del lago. Mientras navegaban, Jesús se durmió y después de navegar por un tiempo el clima cambió repentinamente, produciéndose una gran tormenta que amenazaba con hundir el bote. Los discípulos, muchos de los cuales eran expertos en navegar en este lago, después de luchar contra la tormenta por algún tiempo se dieron cuenta de que estaban en gran peligro. Entonces fueron a buscar a Jesús y lo encontraron profundamente dormido, lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro, Maestro, no te importa que nos vamos a hundir!" Jesús se despertó, reprendió los vientos y las olas y las aguas se volvieron como un plato de cristal. Luego Jesús les pregunta a sus discípulos:
—¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe? Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? - Marcos 4:40-41.Los discípulos habían estado con Jesús por algún tiempo, lo habían escuchado hablar e incluso lo habían visto hacer milagros. Pero cuando Jesús calmó la tormenta, sus temores de lo que estaba sucediendo dieron paso a la impresión de darse cuenta de quién estaba con ellos en el bote. En medio de cualquier tormenta, siempre debemos actuar de manera responsable, pero necesitarás que alguien reemplace algo. Porque cuando tu fe en Jesús es mayor que tus preocupaciones sobre lo que podría suceder, tus temores desaparecerán. Entonces, en medio de lo que te causa temor Jesús te dice, mírame y déjame eso a mí. Así que no temas, todo va estar bien. Gracias Padre Celestial que me muestras que Tú estás conmigo en medio de cualquier tormenta, que me dices que te mire y que deje en tus manos la situación. Ayúdame a mantener mis ojos puestos en ti para que pueda reemplazar el temor por la confianza de que todo va a estar bien, y no por lo que está sucediendo sino por quién está sucediendo.