Se Busca una Habitación

Aun recuerdo el día que mi hijo Robert nació, llegamos al hospital y después de firmar algunos documentos nos llevaron a una habitación que parecía más la suite de un hotel que la habitación de un hospital. La habitación estaba amueblada elegantemente, con una iluminación tenue, televisión con cable, un sofá y un sillón reclinable y como si esto no fuera suficiente mi hermana Cindy se unió a nosotros para ayudar en el proceso del parto. Cuando llegó el momento de que mi hijo viniera a este mundo recuerdo que pensé que nos iban a transferir a otra habitación, pero en cuestión de uno o dos minutos la habitación se transformó por completo; el techo se abrió y bajaron todo tipo de aparatos y luces, luego la cama se transformó de lo que parecía ser una cama de hotel a una cama de hospital con todos los aparatos médicos necesarios. Unos segundos más tarde, el doctor entró con su asistente mientras yo observaba desde la comodidad de mi sillón el nacimiento de mi hijo. 

Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. Lucas 2: 4-7 NVI

Cuando el hijo de Dios entró en el mundo la habitación del hospital en donde nació fue un establo maloliente, lleno de estiércol y orina, con telarañas colgando del techo y María colocada entre animales en el piso de tierra. A un lado, un grupo de pastores perplejos observaban lo que estaba sucediendo. Mientras que del otro lado José estaba sentado al lado de María cansado de muchos días de viaje. Fue en estas condiciones que el Hijo de Dios vino al mundo. El Rey de reyes nacido entre ovejas, lo sagrado entre la peste del estiércol de los animales, la divinidad entrando al mundo en el piso de un establo porque no había lugar para ellos.

En la ciudad de Belén el pueblo ni tan siquiera se percataba de lo que había sucedido. Estaban demasiado ocupados comprando, vendiendo, comiendo y bebiendo para darse cuenta de que el Hijo de Dios había venido al mundo. Creo que para muchos muy poco ha cambiado desde aquel día en que nació Jesús. Me pregunto si tú tendrás un lugar disponible para Él en esta Navidad.

Padre Celestial ayúdame a darle un lugar en mi corazón a tu precioso Hijo y que yo me percate siempre del regalo tan grande y maravilloso que me diste, que el Mesías naciera para que yo tuviera vida eterna. Y aunque viniste a este mundo en las condiciones no dignas de un rey en mi corazón lo eres, eres el Rey y Señor de mi vida amado Jesús.