Ahora Sabemos | La Comparación Perfecta

Dios es Santo, nosotros no. Él es Perfecto, nosotros no. Él es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, nosotros no. En el Antiguo Testamento, a través del profeta Isaías, Dios habló y dijo: “tus pensamientos no son mis pensamientos, ni tus caminos son mis caminos”. Isaías preguntó «¿con quién compararás a Dios? ¿A qué imagen lo compararás?

Desde la caída del hombre, las personas se ha preguntado acerca de Dios; ¿cómo es? Pero no había nadie ni nada con que compararlo. Esto fue hasta que Dios mismo tomó un cuerpo físico y entró en nuestro mundo.

El apóstol Juan escribió: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios… El Verbo se hizo hombre e hizo su morada entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo, que vino del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Jesús dijo: “cualquiera que me haya visto a mí ha visto al Padre”. Y el apóstol Pablo hablando acerca de Jesús dijo: «Él es la imagen del Dios invisible».

El velo ha sido levantado y a través de Jesús, Dios nos ha sido revelado, ahora sabemos cómo es Dios. No podemos explicarlo, no podemos medirlo, no podemos examinarlo bajo el microscopio o psicoanalizarlo. Pero como Jesús vivió entre nosotros, ahora sabemos cómo es Dios.

Alguna cosas que aprendemos acerca de Dios porque Jesús vivió entre nosotros:

 

  1. Que Dios quiere que pensemos en Él como nuestro Padre Celestial. Antes de Jesús, ningún hombre se había referido o relacionado con Dios como un Padre.

 

  1. Que Dios es pura gracia y verdad. Él nos dirá la verdad sobre nosotros mismos y al mismo tiempo nos colmará de su gracia.

 

  1. Que no llegas al cielo por ser una buena persona. En términos celestiales ser bueno significa que no has cometido pecado. Siendo este el caso, todos estamos descalificados. La buena noticia es que cualquiera que acepte el perdón de Jesús por sus pecados ha recibido un pase al cielo.

 

  1. Que nuestras circunstancias difíciles y dolorosas no son el castigo divino de Dios. Gracias a Jesús, descubrimos que Dios usa nuestro dolor y sufrimiento como una oportunidad para manifestarse en nuestras vidas.

 

  1. Que Dios nos ama incondicionalmente. No importa dónde hayas estado o lo que hayas hecho, tu Padre Celestial te ama.

 

Padre Celestial aprender estas cinco verdades gracias a que Jesús habitó en medio nuestro cambian mi vida de manera radical y la manera como yo te percibía. Ahora te conozco gracias a Él, porque quitaste el velo de mis ojos y me mostraste que ahora te puedo llamar Padre, que me muestras quien soy y me extiendes tu gracia, que voy al cielo gracias a que acepté el perdón de Jesús, que mis circunstancias difíciles no es un castigo tuyo y que me amas de manera incondicional tal y como soy. ¡Yo también te amo con todo mi corazón!