Atajos

Todos tenemos esperanzas y sueños, es lo que hace que valga la pena vivir. Para algunos, sus esperanzas y sueños son relacionales, para otros son financieros y para algunos son filantrópicos. Para mí como seguidor de Jesús, espero algún día presentarme ante Dios después de haber logrado el objetivo de guiar a las personas a Jesús. Pero no importa cuáles sean tus esperanzas y sueños antes de que puedas lograrlos, primero tendrás que lidiar con la tentación de tomar un atajo.

En el contexto de la geografía, tomar un atajo suele ser algo bueno, pero no una buena idea en las áreas importantes de tu vida. Nunca es una buena idea tomar un atajo con tu salud, tus relaciones, tus finanzas o cualquier área que sea importante para ti. Un atajo es simplemente elegir tomar el camino de menos resistencia. Es nuestro intento de hacer lo correcto pero de la manera incorrecta o en el momento incorrecto.

En la Biblia hay muchas historias de hombres y mujeres que escogieron tomar atajos, uno de ellos era un hombre llamado Saúl. Saúl fue el primer rey de Israel que un día se encontró rodeado por los ejércitos de los filisteos y fue a consultar al profeta Samuel según lo ordenado por Dios. Samuel le dijo al rey Saúl que iría a preguntarle a Dios en cuanto a cómo debía proceder, pero que esperara hasta siete días por su regreso. A medida que pasaban los días, la situación se volvió crítica y los ejércitos de Israel comenzaron a dispersarse. Al comienzo del séptimo día Samuel aún no había regresado, por lo que Saúl decidió ir a la batalla sin la bendición de Dios. Entonces, fue y presentó el holocausto ante Dios como se requería antes de ir a la batalla. Una tarea que se suponía que debía hacerla el profeta y no el rey. Pero tan pronto como terminó de presentar el sacrificio y antes del final del séptimo día, el Profeta Samuel aparece y le dice al Rey Saúl:

«¿Qué has hecho?» – 1 Samuel 13:11 NVI

—¡Te has portado como un necio! —le replicó Samuel—. No has cumplido el mandato que te dio el Señor tu Dios. El Señor habría establecido tu reino sobre Israel para siempre, pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado y lo ha designado gobernante de su pueblo, pues tú no has cumplido su mandato. – 1 Samuel 13: 13-14 NIV.

Dios finalmente permitió que Israel derrotara a los filisteos, pero por causa de que el rey Saúl decidió tomar un atajo, en este caso hacer lo correcto pero de la manera incorrecta y en el momento equivocado, el Rey Saúl terminó ganando la batalla pero perdiendo el Reino.

La moraleja de esta historia es que, para cada cosa buena, bendición y promesa de Dios antes de recibirlos se te presentará un atajo. Pero al tomar el atajo siempre pierdes más de lo que vas a ganar.

Padre celestial ayúdame a esperar sin tomar atajos por todo lo bueno que tienes para mí, por cada bendición y promesa que has preparado para mí vida, porque sé que van a venir las tentaciones. Gracias por enseñarme a través de tu palabra que siempre cuando tomo atajos es más lo que pierdo que lo que gano.