Transiciones

Nuestras vidas se viven en etapas y entre cada una de esas etapas hay un período de transición. Una transición es ese espacio o tiempo entre lo que fue y lo que será. Algunas transiciones ocurren naturalmente, por ejemplo, pasamos de ser un bebé a ser un adolescente y de ser un adolescente a ser un adulto. Mientras que elegimos otras, por ejemplo, pasamos de la escuela secundaria a la universidad o de un adulto soltero a un adulto casado. Pero algunas transiciones son forzadas, te levantas una mañana y descubres que te han despedido del trabajo o recibes un informe médico no favorable y de repente te encuentras, no por voluntad propia, forzado a un período de transición. Quizás un buen ejemplo de una transición forzada es la que todos estamos atravesamos presentemente, el virus covid-19. Que un día nos despertamos para descubrir que lo que fue ya no existe y lo que será, todavía no está aquí.

Cuando se trata de transiciones, la mala noticia es que todas son difíciles porque en cada período de transición habrá incertidumbres y estrés y, en algunos casos, el período de transición puede estar lleno de dolor financiero, físico y emocional. La buena noticia es que todo crecimiento, ganancias y cosas buenas también están precedidas por un período de transición. Sin embargo, la mejor noticia de todas es que tu Padre Celestial quiere ser parte de cada una de tus transiciones y lo que descubrimos a través de la Biblia es que Dios hace su mejor trabajo en y a través de nosotros en los períodos de transición. Pero para que Dios pueda hacer lo que quiere hacer en ti y a través de ti, tendrás que responder adecuadamente. Y, la respuesta apropiada es buscar a Dios en tu transición, reconocer que Él tiene el control y reconocer que no eres víctima de la mala suerte o de la desgracia.

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. – Romanos 8:28 NVI.

Toda transición eventualmente terminará en cambios. Puedes cambiar para peor o para mejor, puedes perder o puedes ganar, pero no seguirás siendo igual. Ahora, la manera de garantizar que cada transición en tu vida termine en crecimiento y ganancia es amando a Dios y aceptando su llamado y su propósito para tu vida. Porque Dios dispone TODAS LAS COSAS para el bien de aquellos que lo aman. 

Gracias Padre Celestial porque durante mis períodos de transición puedo estar confiado en que Tú tienes el control, y de que todas las cosas obran para mi bien, porque yo te amo y he sido llamado de acuerdo con tu propósito. Te alabo y te bendigo Señor, gracias de nuevo por estar a mi lado, sobre todo en este período de transición que a todos nos ha tocado vivir. Con tu ayuda va a terminar en crecimiento y ganancia.