Te Debo

¿Alguna vez te has sentido culpable por tener malos pensamientos, decir o actuar de una manera que luego lamentaste? ¿Sabías que esos malos pensamientos, palabras y comportamientos son una indicación de problemas dentro de tu corazón? Jesús dijo que los malos pensamientos, palabras y acciones son producto de lo que habita en nuestros corazones. La verdad es que todos somos expertos en ocultar lo que hay en nuestro corazón. Pero cuando sube el calor, surgen malos pensamientos, acciones y palabras.

La culpa dice “te debo”

La culpa es una emoción que todos hemos experimentado. A veces nos sentimos culpables porque comemos demasiado o tomamos demasiado, o porque dejamos a alguien esperándonos o quizás porque se nos olvidó llamar a alguien. Pero a veces nos sentimos culpables porque sabemos que hemos lastimado a alguien con nuestras palabras y acciones. La culpa dice: Te he lastimado, te he robado, te he hecho daño. Te debo, te debo dinero, te debo tiempo, te debo unas disculpas. El problema con la culpa desatendida es que crea un muro de separación entre tú y la persona que lastimaste, pero, también crea una barrera entre tú y Dios. Cuando permites que la culpa se aloje en tu corazón siempre crea un impacto negativo en lo que piensas, dices y haces.

La solución a la culpa es obvia, pero no fácil. La solución a la culpa es pedir perdón y restituir siempre que sea posible. La verdad es que la persona puede elegir no perdonarte, pero al tratar honestamente de hacer las cosas bien, Dios limpiará tu corazón del impacto negativo que la culpa tiene sobre ti y, por lo tanto, sobre las personas que te rodean también.

Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor»,  ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Salmos 32: 5 NIV.

Amado Padre Celestial gracias por mostrarme la importancia de pedirles perdón a aquellos que he lastimado para que puedas limpiar mi corazón del impacto negativo que la culpa tiene sobre mí y sobre aquellos que son parte de mi vida. Te amo Señor y te confieso mis pecados sabiendo que siempre recibo de Ti el perdón que tanto necesito para cuidar mi corazón.