Es Personal

Prácticamente el mundo entero está en cuarentena y a la vez en medio de celebrar la semana más importante en toda la historia de la humanidad. Los momentos finales de la vida de Jesús antes de que Él voluntariamente diera su vida. Mateo en su relato nos describe los últimos momentos de Jesús, y, lo encontramos haciendo algo que nos deja a todos boquiabiertos. Está a punto de someterse a un nivel de tortura que ningún otro ser humano podría soportar. Porque está a punto de pagar el castigo por los pecados de todo ser humano que ha vivido o que vivirá. Y encontramos a Jesús durante la celebración de la Pascua planeando, organizando y sirviendo en su propia cena.

Fue Jesús quien dirigió la preparación de la cena de la Pascua y quien seleccionó la hora, el lugar (aposento alto) y los invitados (Sus discípulos más cercanos). Y fue Jesús quien, justo antes de celebrar la cena de la Pascua, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se envolvió una toalla alrededor de la cintura, echó agua en un recipiente, lavó los pies de los discípulos y se los secó con la toalla que llevaba en Su cintura. En el relato de Juan, descubrimos que Jesús sabía que Judas lo traicionaría, Pedro lo negaría y que todos sus discípulos lo abandonarían.

En la última cena, Jesús no era el invitado de honor, sino más bien el anfitrión, el maestro de ceremonia y el mesero. Tomó el pan, lo partió y se lo sirvió a sus discípulos, y fue Jesús quien vertió el vino y se lo sirvió a los discípulos. Fue Jesús quien habló y dijo: “Tomen y coman de este pan que representa mi cuerpo partido por ustedes «. Y dijo: «Tomen y beban de la copa que representa mi sangre del nuevo pacto que se derrama para el perdón de muchos pecados».

Pocas horas después de la última cena, Jesús fue arrestado y todos sus discípulos lo abandonaron. Luego fue acusado falsamente y en un juicio simulado fue sentenciado a muerte. Se vio obligado a cargar su propia cruz y luego lo colgaron y murió personalmente por sus discípulos y por ti y por mí.

Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado  y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados. – 1 Pedro 2:24 NTV.

Amado Jesús en estos momentos tan difíciles que el mundo entero está viviendo también estamos celebrando la semana más importante de todas, la que nos recuerda todo lo que voluntariamente sufriste por amor a mí y por amor a cada persona que ha vivido, vive y vivirá en este mundo. No hay nada que yo pueda hacer para ganarme la vida eterna, es solo a través de Ti. Te amo tanto mi Jesús, te pido que tu paz que sobrepasa todo entendimiento esté en mí y que el gozo de mi salvación sea la fortaleza que necesito para pasar esta y cualquier otra prueba que enfrente en mi vida.