La ganancia es mejor

No soy un genio en cuanto a las inversiones, pero sí sé una cosa: cada vez que inviertes tus recursos o talentos en algo, lo haces esperando obtener una ganancia. Si pierdes tu inversión, eso no es bueno. Si no ganas ni pierdes no es tan malo, pero si obtienes una ganancia, eso es mejor.

Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe. – Isaías 55:11 NTV.

Ninguna otra inversión puede producir mayores ganancias y prosperidad que la Palabra de Dios. Fue por la Palabra de Dios que los cielos y la tierra fueron creados. Dios dijo: Sea la luz y la luz vino a existencia. A través de la Palabra de Dios, Jesús convirtió barriles de agua en vino, calmó tormentas, sanó a los ciegos, levantó a un hombre muerto y mucho más. En el pasaje que acabamos de leer, Dios hablándole al profeta Isaías, le dijo que su Palabra sería fructífera y que prosperaría. Pero hay una excepción, la Palabra de Dios no beneficia a nadie a menos que la apliquen.

También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. – Hebreos 4: 2 NKJ.

Dios le prometió al pueblo de Israel que había estado esclavizado en Egipto por más de cuatrocientos años, que Él mismo aseguraría su libertad y que los conduciría a una tierra muy próspera. Y fiel a su Palabra, Dios, de manera poderosa, los sacó de Egipto, separó el Mar Rojo y el pueblo iba camino a la tierra prometida. Qué magnífica historia, pero espera, el problema es que la promesa de Dios no benefició al pueblo de Israel. Toda esa generación murió en el desierto sin entrar a la tierra que Dios les había prometido. No porque Dios hubiese cambiado de opinión o porque Su Palabra había perdido poder. No, nunca recibieron los beneficios de la Palabra de Dios simplemente porque eligieron no creerle lo suficientemente a Dios como para aplicar su Palabra.

Todos los días personas oran y le piden a Dios que les de algo mejor. Un mejor matrimonio, mejor salud o mejores finanzas, pero después de orar, salen e ignoran las directivas de Dios para su matrimonio, salud o finanzas. Y la Palabra de Dios que creó los cielos y la tierra no les aprovecha para nada. Es como una persona que recibe una recomendación creíble acerca de una inversión que le va producir muchas ganancias, pero la persona nunca invierte en el negocio. ¿Puede esa persona esperar obtener alguna ganancia? Obviamente no, la información por sí sola no les sirve de nada. Lo mismo es cierto cuando se trata de las promesas de Dios. Él nos dará información detallada sobre cómo obtener cosas mejores, pero si no aplicamos su Palabra, sus promesas no son de beneficio para nosotros. Obtener algo mejor siempre es el resultado de saber y, más importante, aplicar lo que sabes.

Padre Amado te pido que me ayudes a no ser simplemente oidor de tu Palabra sino a ponerla en práctica a través de la fe que tengo en ti, porque si no de nada me aprovecha. Ayúdame a disfrutar de las maravillosas ganancias que obtengo al creerte y al hacer lo que me mandas para mi propio beneficio. En el nombre de tu precioso Hijo Jesús te lo pido, amén.