Oportunidades en todas partes

Una vez escuché una parábola acerca de un hombre que se quedó atrapado en una inundación. Se subió al techo de su casa y oró para que Dios lo rescatara. Justo después de orar, un vecino vino en una canoa y le dijo: “las aguas continúan subiendo, súbete y remaremos a un lugar seguro”. Pero el hombre respondió: “no, gracias, ya le oré a Dios y estoy seguro de que me va a rescatar”. Minutos después, un hombre vino en una lancha y le dijo: “Las aguas están subiendo, móntate y navegaremos a un lugar seguro”. Pero el hombre respondió:» No, gracias, ya le oré a Dios y estoy seguro de que me va a rescatar”. Poco después, un equipo de rescate de helicópteros se colocó sobre su casa y bajó una escalera de cuerda. Desde adentro, alguien gritó: “las aguas continúan subiendo y cubrirán tu casa, agarra la escalera, súbete y te llevaremos a un lugar seguro”. Pero una vez más, el hombre respondió: “no, gracias, ya le oré a Dios y estoy seguro de que me va a rescatar”. Mientras tanto, el agua seguía subiendo hasta que cubrió por completo la casa del hombre y luego se ahogó. Cuando el hombre llegó al cielo, inmediatamente le preguntó a Dios: «Señor, ¿por qué estoy aquí? Confié en que me ibas a salvar». Y el Señor le respondió, te envié una canoa, un barco y un helicóptero, pero tú nunca te subiste.

Es cierto que las oportunidades están en todas partes. Pero no tienen ningún valor a menos que las aproveches. La pregunta es, ¿cómo podemos reconocer las oportunidades que se nos presentan?

Primero, no seas pesimista.

Cada semana me reúno con personas buscando dirección para sus vidas. Llegan con problemas financieros, relacionales o de salud. Y en casi todas las situaciones les ofrezco una solución bíblica práctica y aplicable. Pero los que llegan con una actitud negativa, no importa lo que les diga, saldrán tan desanimados como llegaron y en algunas ocasiones hasta peor. Y no por falta de oportunidades, sino porque no pensaron que la oportunidad iba a funcionar o porque eran tan pesimistas que nunca vieron la oportunidad que estaba enfrente de ellos.

Segundo, alégrate.

El eliminar el pesimismo de la situación te permite ver las muchas oportunidades que te rodean. Si eres pesimista, verás complicaciones en cada oportunidad, pero si eres optimista, verás oportunidades para mejorar en cada complicación. Ahora, el optimismo por sí solo no va a cambiar tu circunstancia, eventualmente tendrás que aprovechar las oportunidades y montarte en la canoa, el bote o subir la escalera del helicóptero.

El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas. – Proverbios 17:22 NTV.

Padre Celestial Tú pones oportunidades en mi vida por todos lados y no quiero desaprovecharlas, por eso tengo que ser como Tú me enseñas, una persona optimista, entendiendo que cada situación que se me presenta es una oportunidad para ser cada vez mejor en todas las áreas de mi vida.