Confíen y Vean

COVID-19, también conocido como el virus Corona, es de lo que todos están hablando. Es el tema de conversación en todos los hogares, organizaciones e instituciones del mundo. Aunque sabemos más sobre el virus hoy que hace un par de semanas, todavía hay más preguntas que respuestas. No sabemos cuántas personas están infectadas, cuántas se infectarán, cómo tratar el virus, cuánto durará y cuántas vidas cobrará. Lo que sí sabemos es que está impactando adversamente el mundo. Las fronteras se están cerrando y las comunidades, ciudades y naciones están en cuarentena. La economía mundial está colapsando y los estantes de nuestros supermercados están vacíos. Y, nuevamente, nadie sabe cuándo o cómo terminará esto. Lo que sí sabemos es que no estamos en control.

Cuando no estamos en control, las incertidumbres siempre están presentes y la tentación es permitir que el miedo se apodere de nuestras mentes y corazones y una vez que el miedo se apodera, las personas comienzan a actuar irracionalmente. Simplemente entra en tu supermercado local y mira la irracionalidad. Actualmente el mundo está sufriendo las incertidumbres del virus, pero además muchos otros sufren de incertidumbres emocionales, espirituales, financieras, relacionales e incluso físicas. Y la pregunta es, ¿cómo debemos lidiar con las ansiedades que acompañan a las incertidumbres en nuestras vidas? La buena noticia es que las páginas de la Biblia están llenas de historias de hombres y mujeres que vivieron en tiempos de grandes incertidumbres, y aun imposibilidades, pero lograron vencer, aunque ellos mismos no estaban en control. Uno de estos hombres fue el Rey David, quien en medio de las dificultades de la guerra, y muchos creen que justo después de la muerte de sus padres, escribió el Salmo 27:

“El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?  Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes, cuando mis enemigos y adversarios me atacan, son ellos los que tropiezan y caen. Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.  Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo«. – Salmos 27: 1-4 NIV.

En estos cuatro versículos aprendemos el principio fundamental que el rey David usó para superar las incertidumbres de la vida. Él eligió confiar en Dios. Tanto es así que solo tenía una petición, habitar en la presencia de Dios todos los días de su vida, contemplar la belleza del Señor y recrearse en su templo. También fue el rey David quien escribió “prueben y vean que el Señor es bueno”. – Salmos 34: 8 NIV. Estos son dos pasos simples que siempre debemos aplicar no importando lo que este sucediendo, primero, confiar en Dios y segundo, buscarlo y contemplarlo. Estos pasos te ayudarán a través cualquier circunstancia o imposibilidad. 

Padre celestial en estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo yo elijo confiar en Ti y buscarte para contemplar tu hermosura y deleitarme en tu templo. No sé como va a terminar todo esto Señor, pero lo que sí sé es que Tú prometes estar conmigo todos los días de mi vida para ayudarme a atravesar cualquier circunstancia e imposibilidad que me toque vivir. Te alabo y te bendigo amado Dios, Tú eres el baluarte de mi vida y he visto y probado que eres bueno.