La Obra Maestra de Dios

Vivimos en un mundo de invenciones y tecnología sorprendentes. Tengo la edad suficiente como para recordar la vida antes de los televisores de pantalla plana, los teléfonos inteligentes y las computadoras personales. Ciertamente hemos avanzado, pero ninguna invención puede compararse con el cuerpo humano. Es el diseño más sofisticado y complicado de todos. El cerebro humano es el arreglo de la materia más complejo y altamente ordenado del universo. Los mensajes del cerebro viajan a través de los nervios a una velocidad de hasta 200 MPH. El ojo humano está compuesto por más de tres millones de piezas que trabajan en conjunto. Los huesos humanos, aunque son frágiles y pueden fracturarse, son treinta veces más fuertes que el hierro. El cuerpo humano es la creación más asombrosa pero más fácil de explicar en el mundo.

Básicamente hay dos explicaciones para el cuerpo humano. Uno es el evolucionismo, la creencia de que, de alguna manera, un grupo de organismos evolucionó con el tiempo y se mejoraron deliberadamente. Y, otro es el creacionismo, la creencia de que fuimos creados sobrenaturalmente.

Un farmacólogo japonés dedicó 50 años de su vida a estudiar la naturaleza de la vida. Después de una extensa investigación, no pudo concluir los orígenes del cuerpo humano. Lo que sí encontró fueron los componentes básicos que conforman el cuerpo humano, los animales y las plantas. Lo que descubrió fue que todas las personas, los animales y las plantas, una vez descompuestos, están compuestos de los mismos minerales que salen de la tierra. Exactamente la misma explicación que nos da la Biblia en cuanto a los orígenes de nuestros cuerpos.

“Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. ”- Génesis 1:27 NVI.

«Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de la vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente». – Génesis 2: 7 NVI.

En tan solo dos oraciones, la Biblia ofrece la explicación más viable y creíble para la existencia del cuerpo humano. Que Dios mismo nos creó a su imagen y semejanza y formó nuestros cuerpos del polvo de la tierra. Somos la creación máxima, la obra maestra de Dios.

Padre Celestial te amo con todo mi corazón y te agradezco tanto que me muestres la verdad de donde procedo de manera tan sencilla y simple, en tan solo dos versículos tú me muestras con tu gran amor que me creaste a imagen y semejanza de ti y que soplaste aliento de vida sobre mí. Soy tu creación máxima, tu obra maestra amado Dios, cuanta paz y felicidad trae esta gran verdad a mi vida, te alabo y te bendigo hoy y siempre, amén.