La Justicia Perfecta | La Cruz

¿Alguna vez te has preguntado por qué Jesús tuvo que morir? La mayoría de las personas responderían, Él murió por nuestros pecados y estarían correctos. Pero, ¿por qué Dios no pudo simplemente decir, te perdono? Todos hemos escuchado o presenciado historias increíbles de perdón. Todos interactuamos a diario con personas que nos han lastimado emocional, financiera o físicamente, y los hemos perdonado y nadie tuvo que morir. ¿Por qué Dios permitiría que su Hijo muriera? ¿Por qué no podía simplemente hacer lo que nosotros hacemos? Perdonar y seguir adelante.

“Dios lo ofreció como un sacrificio de expiaciónque se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia.”- Romanos 3:25 NNI.

Por eso Dios presentó a Jesús como un sacrificio, para demostrar que Él es un Dios justo. Para que todos sepan que en medio de un mundo injusto, Dios sigue siendo completamente justo. El problema es que nosotros no reconocemos un sistema de justicia perfecta. Tenemos diversos grados de justicia, y dependiendo de la infracción respondemos. Pero Dios estableció desde el principio un sistema basado en la perfección. Un sistema en el que cualquier pecado nos descalificaría sin importar cuán grande o pequeño sea. Un sistema en el que la paga de cualquier pecado es la muerte.

Cuando tenía cuatro años, mis padres me compraron mi primera bicicleta y, al menos en tres ocasiones, mientras aprendía a montarla, recorría cierto tramo hasta que la bicicleta chocaba contra la ventana del vecino. Cada vez que me sucedía mi padre tenía que pagar por la ventana, porque a los cuatro años no tenía forma de pagar los daños que causaba. En una escala más grande, lo mismo sucede en nuestra relación con Dios. Cada vez que pecamos arruinamos el glorioso sistema de perfección de Dios. Y como no tenemos manera de pagar el daño, Dios paga la deuda. Una deuda que no puede quedarse sin cobrar, mientras que Dios sigue siendo perfectamente justo al mismo tiempo.

En nuestra naturaleza caída, subestimamos la naturaleza de la gloria perfecta de Dios. Pero porque Dios es perfectamente justo, no podía dejar el pecado sin castigo. Y, porque Dios es perfectamente justo alguien tenía que pagar. Y para demostrar que Él es un Dios justo, Él pagó la deuda que nosotros creamos, pero que no teníamos manera de pagarla, al permitir que Jesús colgase en una cruz para cancelar la deuda de toda persona que deposite su fe en Jesús.

Gracias amado Jesús por pagar la deuda que yo creé, no había manera alguna de que yo la cancelara, pero gracias a que tú fuiste colgado en la cruz ya no debo nada, demostrándome así que eres un Dios justo y perfecto. Sin esa gran verdad, de que sólo a través de yo creer en el sacrificio de Jesús en la cruz es que voy al cielo, no tendría esperanza alguna porque estaría completamente descalificado.