Transiciones: Algo Bueno

Todo lo que crece cambia. Y todo lo que cambia tiene que atravesar una transición. En la vida siempre habrá un antes y un después. Ese espacio entre el antes y el después es el período de transición. Es el período entre ser un bebé e ir a la escuela, o entre la escuela secundaria y graduarse o entre graduarse y casarse… y nuestras vidas continuamente atraviesan transiciones.

Las transiciones suelen ser estresantes, ya que vienen con los dolores de crecimiento e incertidumbres. Algunas transiciones las escogemos nosotros mismos; como el ir a la escuela, casarnos o tener hijos. Pero otras nos las imponen; tal vez una muerte inesperada, un problema de salud o quizás te despidieron del trabajo. La verdad es que las transiciones son difíciles porque a menudo en medio de la transición tenemos más preguntas que respuestas.

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.- Romanos 8:28 NIV

El apóstol Pablo en esta famosa escritura nos explica de manera simple pero poderosa que podemos confiar en que Dios está con nosotros en medio de nuestras transiciones. Cuando Pablo escribió estas palabras, él mismo estaba en medio de una transición difícil. Estaba injustamente encerrado en una cárcel sin saber lo que le esperaba. Pero confiando de que en todo lo que le estaba sucediendo, bueno o malo, Dios estaba con él, usando la transición para producir algo bueno en su vida.

La verdad es que no podemos predecir el futuro. Pero aquellos que decidimos depositar nuestra fe en Dios, podemos vivir con la certeza de que Dios no solo está con nosotros, sino que también usará la transición para hacer algo bueno en nosotros.

Padre Celestial, gracias por estar conmigo en medio de las transiciones que me tocan vivir, gracias porque sé que vas a producir algo bueno en mi vida a través de ellas. Es tan bueno saber que siempre estás conmigo sin importar lo que esté atravesando y lo usas para mi bien. Dame la fortaleza que necesito en medio de cada transición y afianza la certeza de que estás siempre ahí cuidando de mí.